Sentado en una vieja Butaca no numerada de terciopelo rojo, el autor se lanza a una reflexión impúdica todos los miércoles sobre cualquier cosa que se atreva a moverse por las pantallas, sean éstas de cine o no. Alberto Haj-Saleh es editor de LdN y autor de la columna Teatro Abandonado.
Madre mia La grande bellezza de Sorrentino. Madre mia.
Vamos con las tontás que nos ha dado este año de cine (del cine que he visto yo), que han sido muchas y muy variadas:
Lo más tontorrón: El concurso de baile de El lado bueno de las cosas, ya sabéis, esa película que habla de lo divertido que puede ser tener problemas mentales y que el acoso a una ex mujer se hace por amor y es bonito. La muy ridícula femme fatale que hace Catherine Zeta Jones en Efectos secundarios (y no hablemos de su relación lésbica. No lo hagamos). La cara de INTENSITO de Quim Gutiérrez en La gran familia española, tronco, relájate. Y los diálogos en Stockholm, todos ellos (y los de Después de mayo, que vaya tela).
Lo más extraño: la voz en off de El muerto y ser feliz, aunque uno se acaba acostumbrando bien a ella, ¿eh? El congelador de Cabás, un ente con vida propia. Y Didac Alcaraz, un ser humano alucinado y alucinógeno a lo largo de Mi loco Erasmus. ¡Consigue desconcertar a Miguel Noguera y todo! Oh, y esa santa, ESA SANTA, en La grande bellezza.
Lo más divertido: el impagable trío de azafatos, Javier Cámara, Raúl Arévalo y Carlos Areces, en Los amantes pasajeros (y sí, en especial la escena de la canción que ya vieron todos en el trailer). El mundo es nuestro: si eres sevillano no paras de reírte, si no lo eres ya he visto que también bastante. Esa prostituta hilarante que hace Rosa Torres en Cabás.
Lo más guapo: Brad Pitt caminando entre zombies, mirada al frente, el señor “petarlo” en Guerra Mundial Z. Me soplan por el telefonillo que Fassbender sale muy morboso en El consejero, y a su manera también lo es Ezra Miller en Las ventajas de ser un marginado. Los muy guapos enanos de El hobbit y el musculado Matthew McConaughey no pueden competir con Jamie Foxx en Django desencadenado: por el amor de dios, qué portento, qué señor.
Y de ellas, he tenido un año muy de “not my cup of tea”, actrices que no suelen gustarme pero que han aparecido de algún modo en pantalla que algo se me ha removido por dentro. Así me ha pasado con Cate Blanchett en Blue Jasmine, con Verónica Echegui en La gran familia española, o con Cameron Diaz en El consejero, absolutamente salvaje y animal. Mis clásicas, Jessica Chastain en Zero dark thirty y Juliette Binoche en Camille Claudel. 1915 siguen siendo dos bellezas aun sin quererlo. Pero me quedo con Emma Watson, todo dulzura, preciosa en Las ventajas de ser un marginado. ¡Y mayor de edad! (uf)
Lo más dulce: la chica iraní de La mía classe incapaz de explicar por qué no quería volver a Irán. Lo mucho que se cuidan entre sí los tres protagonistas de Las ventajas de ser un marginado. Y Quvenzhané Wallis, la valiente niña de Bestias del sur salvaje.
La película política: A su manera, Bestias del sur salvaje es la mayor y más honesta defensa de la libertad individual absoluta que he visto nunca.
Pues a mí me gustó: Oigan, yo lloré con Los miserables. Que les vayan dando.
Y la semana que viene, el top five: las dos primeras las tengo más que claras, las demás… ya veremos.
2013-12-18 13:33
Sí y sí a llorar en el cine. Qué coño.