En el desastroso proceso de independecia guineano (en nuestras Cartas desde el exilio guineano se explica muy bien el problema del petróleo), amén de abandonar a su suerte (trágica) a todo un pueblo que llevaba siendo dos siglos español, cortamos todo posible lazo comercial ventajoso con toda una potencia petrolífera, cediéndoselo a Estados Unidos. Ahora parece que se quiere retomar es relación en busca de petróleo, aunque para ello haya que negociar con un dictador. Íñigo Sáenz de Ugarte cuenta cuál es la situación del país actualmente: “Los guineanos no ven por ningún lado los petrodólares. Eso no les ha hecho perder la fe en su Gobierno. En las últimas elecciones presidenciales del 2002, Obiang obtuvo el derecho a presidir el país durante siete años gracias a un casi perfecto 99,5% de los votos. Aquellos que discrepan, que son obviamente más del 0,5% de la población, acaban en siniestras prisiones donde las palizas y unas terribles condiciones de vida son habituales.
Moratinos dice que la situación de los derechos humanos en la antigua colonia española «ha mejorado de manera significativa». Quizá sepa algo que Amnistía Internacional desconoce, porque se siguen produciendo detenciones por razones políticas —las últimas hace menos de un mes— y la organización humanitaria teme que los presos sean torturados.” A nosotros también nos gusta el petróleo.