TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.
1. Descubrir a un autor fundamental por un regalo de alguien que, conociéndote muy poco, tiene la intuición acerada y alegre de dar con el libro que emana los humores precisos para embriagar a este lector que les escribe, Celestina feliz (tantas gracias, Lojo).
2. Y yo había leído ya a Taniguchi: el bonito relato infantil La Montaña Mágica y el insulso El viajero de la tundra, tan opuestos. Pero…
3. El caminante (Ponent Mon, 2004, 1992 en Japón) es una de las obras más delicadas que nunca he leído. Poemario dibujado, en él no pasa nada más allá de la exaltación de la vida, el amor por lo aparentemente nimio y futil pero que conforma un entramado de pequeñas maravillas que nos rodean, como apartar la vista de la rana y ver los miles de microorganismos que construyen su charca.
4. Un hombre que pasea; y las viñetas con él, configurando un ritmo exacto de metrónomo, un adagio casi siempre, ahora un alegretto si apresura el paso. Un atenuado y melancólico síndrome de Stendhal.
5. Tanicuchi no es un grandísimo dibujante, pero es un inmenso guionista.
6. Y entonces Los años dulces (Ponent Mon, 2008). El amor pausado, sutil, lento, tan sumamente sensitivo, tan dulce, el intenso placer del azucar disuelto en la lengua, y la lengua es el cosmos.
7. El caminante, Los años dulces y Furari (Ponent Mon, 2012) comparten una misma poética y unos mismos intereses sensuales e intelectuales. Responden a la construcción de una burbuja protectora en torno a cada uno, un microcosmos poblado de sentidos pequeños y hermosos, como virus diminutos y buenos que trastocan todo un cuerpo. Y hay que pinchar esa burbuja.
8. Barrio Lejano (Ponent Mon, 2009), Cielos radiantes (Ponent Mon, 2011) y El almanaque de mi padre (Planeta, 2001) y Un zoo en invierno (Ponent Mon, 2008) se contruyen también con una poética similar, más narrativa, igualmente delicada. Los dos primeros tratan el tema del doble, el otro, uno mismo con el privilegio de verse desde el otro, y entenderse. Los dos últimos son, en cierto modo, lo mismo: ver el alejamiento de su familia desde la madurez que ya no le permite acercarse a ella.
9. Me atreveré a decirlo: leer a Taniguchi te puede convertir en mejor persona, ética y estéticamente. Depende de las ganas que tengas, y de lo cansado que estés.