TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.
1. Hubo un tiempo en que creía en la objetividad absoluta del crítico. Ahora sé que la ingenuidad me poseía y domeñaba. Creía, por ejemplo, que la amistad o la cercanía sentimental eran una barrera de fuego fácilmente atravesable con el supertraje del hermeneuta, y no era consciente de hasta qué punto el calor me penetraba la piel y se alojaba en las venas, y fluía después en la tinta.
2. No hablo, claro, del compadreo deshonesto, de ese tráfico de letras que en casi nada difiere del cohecho político o las malversaciones. Ni siquiera hablo del deshonesto consigo mismo, de ese que confunde la amistad con el genio y cree fírmemente que vive rodeado del Parnaso Auténtico porque eso, supongo, le convierte también en uno de los dioses.
3. Hablo de la mirada, de cómo miramos lo ya conocido, de la imposibilidad de desprenderse de sensaciones, recuerdos, modos, olores o asociaciones que percibimos en la escritura de aquel al que queremos, y que inevitablemente mediatizan el acto de la recepción.
4. Esto me pasa cada vez que leo a Hilario. He leído todos sus diarios, y he sabido por él antes de leerlos mucho de lo que allí cuenta, y mucho de lo que siente. Y su poesía es Hilario, de modo que yo leo detrás de casi todos sus versos intenciones, anécdotas, miedos y amores.
5. Libro de familia (Diputación Provincial de Cáceres, 2011) recoge poemas de entre 2001 y 2011. Conocía casi todos, y me conmueven casi todos. Entiéndaseme: el amor no me ciega hasta el punto de evitar la crítica: hay poemas demasiado clásicos para mi gusto, hay un juego a veces demasiado evidente de antítesis, renuncia en ocasiones a la profundidad innecesariamente. Pero tiene una sensibilidad especial para captar el aire que rodea a quienes le rodean, es como si en sus retratos construyese las figuras con el polvo que gravita a milímetros de la piel, y ese polvo dice lo que importa de ellos. Y una cosa me sorprendió muy gratamente: la concepción antológica del libro no se ve lastrada sino que hay una especie de música interna que nos lleva de un poema a otro, un leixaprén temático que va guardando motivos que se retoman con mayor o menor intensidad en el poema siguiente, y los del siguiente en el otro, y los de este en el que viene.
6. Me esfuerzo a veces en imaginarme que no conozco a Hilario Barrero y que leo sus libros. Y no soy capaz. Sí sé con seguridad que mi lectura sería otra, muy distinta, menos cálida, mucho menos enriquecedora, y sí: más objetiva.
2012-05-24 18:59
Gracias, Marcos. Es un perfecto regalo de cumpleaños.