1. Ironía; sarcasmo, relativismo.
2. Paciencia.
3. Imprescindible: hay que saber dejarlo, saltarse poemas, autores enteros si es necesario.
4. Sí, se concluye que hay más premios poéticos que autores existen, y que hay premios concretos que ganan TODOS los poetas que en el mundo han sido. Acéptalo.
5. Perspectivismo histórico. Contextualización.
6. La poesía para niños no existe. Si lees que sí existe: mienten, se refieren a la mala poesía, y entonces ya sabes qué no tienes que leer.
7. Nunca se debería introducir la obra de un poeta con su foto; salvo que la obra sea muy mala y el poeta muy atractivo. Pero entonces no se trata de poesía, sino de mercado.
8. Afronta la lectura con un conocimiento inefable: la poética es una burbuja de mucho mayor tamaño que la inmobiliaria; ahora suma el número de poetas que forman parte de la antología y haz cálculos con sus egos.
9. Si lees un poema que te gusta: para, no continúes, no leas nada más de su autor. Copia, guarda el texto y olvida al poeta para siempre.
10. Las antologías son el género coyuntural por excelencia. Deberían autodestruírse al acabar la lectura. Eso nunca va a pasar: hazlo tú.

[Este decálogo se deriva de la lectura de tres libros: Poesía para niños de 4 a 120 años (La isla de Sistolá, 2004); De lo imposible a lo verdadero. Poesía Española 1965-2000 (Celeste, 2000); Veinticinco poetas españoles jóvenes (Hiperión, 2003)]