Mario Vargas Llosa anuncia la próxima publicación de una «novela de zombis». «Ningún género es malo en sí mismo, sólo es necesario dignificarlos», declaró el último Nobel de Literatura en una entrevista al New York Times. El argumento gira en torno a una empresaria peruana que decide crear una agencia de modelos zombis para nutrir el emergente mercado de pasarelas alternativas en los suburbios de las grandes ciudades del primer mundo; la subtrama principal sigue las peripecias del hijo bastardo (y zombi a su vez) de una de las modelos, quien para ocultar la identidad del padre del pequeño (un alto cargo en la administración Reagan) ingresa a éste en una academia militar para niños zombis. «Lo más complicado fue llegar a sentir como un zombi para poder trasladarlo a los personajes, pero lo conseguí leyendo la obra completa de Carlos Marx». Preguntado por la carga alegórica de la novela, Vargas Llosa no quiso pronunciarse, aunque dejó caer un nombre: Dante Alighieri, «que tiene el mismo número de sílabas que George A. Romero».

Juan Goytisolo publica una obra inclasificable. El autor asegura que será la única que merecerá ser leída de entre todos los libros publicados en los últimos treinta años, «a excepción de las que yo mismo haya podido publicar».

La Real Academia Española anuncia su intención de adaptarse a los nuevos tiempos y publicar un diccionario cada seis meses. Cada nueva entrega, declara Víctor García de la Concha, «será totalmente distinta a la anterior; por ejemplo, en el que publicamos ahora el 25% de las definiciones vienen en inglés». El nuevo DRAE incorporará, además, términos como pustulismo, censurérrimo y diccionario, «sí, jajá, nos habíamos olvidado de incluirlo hasta ahora, jejé, supongo que nos parecía redundante, jejejé», aseguró el director de la Academia.

La inteligencia cobradora es el ensayo en el que José Antonio Marina asegura que cuenta cómo es posible escribir gran cantidad de libros en poco tiempo, «sin negros (que no excluye el uso de becarios), término que por sí mismo se retrotrae a una concepción de la creación cercana al concepto de esclavitud, concepción que sentimentalmente conlleva una culpa y un peso que, como el Sísifo, vuelve una y otra vez al penoso proceso de la escritura, tan similar en tantos aspectos a cultivar un huerto.»

Fernando Savater animará la oferta navideña con su vuelta a la novela. Bucéfalo desencadenado es el título de la obra, el monólogo interior de un caballo andaluz secuestrado por la banda terrorista ETA.

Otro peso pesado que publica en estas fechas es Arturo Pérez-Reverte y no sin cierta polémica, pues la novela consiste en un folio y medio en el que se esboza una trama de espías y 348 páginas más con «fragmentos estelares» de otras obras suyas. «Joder, Alfaguara me presionaba para que sacase algo para las Navidades, pero los cabrones de la Academia me tienen en plan becario escribiendo informes aquí y allá, es el precio de escribir un español tan puro. Pensé en adelantar un Alatriste luchando contra zombis, pero me enteré de que el peruanito tocaba el género y pasé de que los soplapollas de siempre me acusasen de oportunista, hijos de puta, país de mierda.»

Planeta anuncia una novedad que sin duda dará mucho que hablar. Se trata de un libro que recoge las conversaciones entre José María Aznar y Fernando Sánchez Dragó. El dossier de prensa de la editorial asegura que se reúnen charlas informales que tuvieron lugar en agosto de 2007, en la residencia de verano del ex-presidente, y que en ellas «Dragó siempre estuvo desnudo y con un puro en la mano». Entre los diálogos susceptibles de resultar polémicos están estas frases de Aznar que extracta el dossier: «Mira Fernandito, lo que a mí no se me ha perdonado nunca es el bigote»; «George y Tony estaban empeñados en invadir Irak, y yo disidí, les dije que tenía una visión en la que Sadam se moría de estreñimiento, un asco, pero no me hicieron caso; después me engañaron para salir en la foto porque era el único con bigote»; «a mí una vez se me trajinaron dos socialistas, unos bujarrones, fue por el bigote».