TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.
Se da un paso más allá cuando el modelo es un recuerdo lejano, una huella visible, pero no otra cosa que unas hendiduras en la tierra; cuando los tópicos se desvanecen o cobran otro sentido, o visten los lugares comunes de un modo que sean extraños para cualquier hijo. Let the Right One In (Tomas Alfredson, 2008) coge un tópico manido y desgastado, residual, y lo reconstruye de tal modo que es el funeral del género y su resurrección a un tiempo: será tan difícil tomarse en serio ahora cualquier película de vampiros que haya sido filmada en el pasado como aceptar las nuevas que queden por venir. Como las buenas películas de género, no es una película de género. Lindqvist (novela y guión) usa el género para explotar uno de sus temas más germinales y también más subyacentes: la soledad devastadora del vampiro, su posición en el mundo, condenado a la alienación y deseando siempre ser uno más entre los otros. Déjame entrar. Es un estudio de la peste y del amor en el que la luz (¿la lucidez?) destruye, la sangre gotea sobre la nieve y la niñez se muestra como la crueldad y la ternura más perfecta.
Yo hubiese ido, creo, más allá, y habría desprendido a la infección del espectáculo, habría llevado la maldición del vampiro al terreno de cualquiera de nosotros, a nuestros muros, a las paredes que separan nuestras pieles y a las palabras que se nos pudren camino del esófago y son sólo mal aliento para el otro. Claro que entonces no asistiríamos a ese final tan humano, tan brutal y tan esperanzador.