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Computacion creativa y otros sueños por Francisco Serradilla

Francisco Serradilla es poeta y doctor en Informática. Su línea principal de investigación se refiere al desarrollo de Softbots (Robots Software) y Agentes Inteligentes en Internet. Ha colaborado abundamentemente con Almacén como articulista. Computación creativa y otros sueños se publicará los 25 de cada mes.

La autenticidad de la música

¿Hasta dónde llega el humano y dónde empieza la máquina? Esta pregunta aparentemente simple tiene sin embargo una respuesta cada vez más compleja.

Hace un siglo, el panorama de la creación musical era muy claro: compositor, instrumentista, instrumento. Cada uno tenía una función y un papel claro. Incluso un ámbito delimitado, porque la propia limitación de la notación musical tradicional dejaba espacio para la creatividad del intérprete y acotaba el alcance de las instrucciones del compositor. Por otro lado, el instrumento era un objeto pasivo cuya influencia estaba circunscrita a la calidad de sus materiales y de su factura, pero nunca participaba en la parte creativa de la ecuación.

Luego vino la música electroacústica, y los instrumentos comenzaron a expandir sus posibilidades dando mayor poder a intérpretes y compositores para modificar la naturaleza del timbre. Más tarde, sin embargo, fueron los propios instrumentos los que comenzaron a asumir funciones del intérprete, principalmente en la música electrónica, con, por ejemplo, los arpegiadores, los loops y los efectos pregrabados.

Desde el lado del compositor, los secuenciadores empezaban a robar espacio a los intérpretes (o, en otra lectura, los intérpretes a los compositores), permitiendo la construcción de una obra de un modo mucho más preciso que el de la mera escritura en pentagramas, permitiendo al compositor decir exactamente lo que quiere y cómo lo quiere, con una exactitud milimétrica.

En la actualidad, el compositor abre su programa secuenciador favorito, enchufa a él sus instrumentos, o quizá utiliza instrumentos virtuales, o pistas pregrabadas, y construye su sonido, e incluso con un simple click lo comparte con el mundo. Nuestra reflexión es ¿es esto menos música que lo que se hacía antes?

Llevado al extremo esto es lo que sucede con la cantante Hatsune Miku. Todos los pasos, desde la composición hasta la interpretación de Miku, son sintéticos. Sí, han oído bien, la cantante es sintética, no porque sea un avatar y alguien le ponga la voz, sino porque no es un humano quien produce esa voz. En un programa que, además de la melodía, utiliza los formantes de los fonemas para entonar la letra de la canción. No sólo no son ya necesarios músicos humanos, sino ni siquiera vocalista. Lo sorprendente del caso es que Hatsune Miku tiene adeptos que pagan por ir a sus conciertos.


Concierto de Hatsune Miku en Japón

La verdad es que no tengo nada que objetar al procedimiento, aunque sí a la pésima calidad del compositor, que al parecer sigue siendo humano.

¿Y qué hay si la máquina asume también tareas correspondientes al compositor? Parece que ahí los humanos somos ya más reacios a aceptar que una máquina cree. Hace poco me comentaba un músico e ingeniero en telecomunicaciones que quienes trabajan en composición musical automática son una pequeña minoría en los congresos relacionados con la computación aplicada a la música, y que la mayoría trabaja en el análisis, que permite cosas tan prácticas como detectar covers en youtube para solicitar la retirada de los vídeos.

En los trabajos de Andrew Sorensen, la máquina ejecuta un programa que él va modificando en tiempo real para “guiar” el proceso. En el vídeo pueden ver como añade, suprime y modifica instrucciones del programa, que por cierto está escrito en Lisp, un viejo conocido de quienes trabajan en Inteligencia Artificial.

Pueden encontrar más ejemplos y descargar software en su página web.

Francisco Serradilla | 25 de septiembre de 2012

Comentarios

  1. Silvia
    2012-09-26 16:13

    Ya hace un tiempo que estuve interesada en estos temas tan artificiales.
    La música puede ser tan auténtica como en otros tiempos, sólo que ahora dispones de más medios para la creación, no perdón dispones de otros medios para la creación ya que con Hatsune pasas de llamar a una amiga real para que haga sus gorgoritos.

    http://silvitainwonderland.blogspot.com.es/2010/11/hatsune-miku.html

  2. Silvia
    2012-09-26 16:17

    Ah me olvidaba¡¡ según me comentaron en mi blog Hatsune es algo así como la promoción de Vocaloid… esto es lo que me contó un comentarista Anónimo

    “Sirve para que cualquiera compre el software,(que por cierto ese es el verdadero negocio de Crypton)componga su porpia musica y canciones y las de a conocer, todos los exitos de Hatsune Miku son echos por usuarios de Vocaloid, se supone que hay mas de 10,000 canciones echas para ella, sin contar el material realizado para otros entes virtuales como ella, la idea es proporcionarle una herramienta al usuario para expresar su arte personal.-”

  3. nunes
    2012-09-26 19:36

    La música evoluciona con la tecnología igual que la sociedad.
    ¿Es peor la música del siglo XVI porque no existía el piano?
    Para un compositor actual se abren nuevas puertas, pero usar una tecnología nueva o antigua no convierte a un compositor en bueno o malo.
    Tan interesante me parece el tema de la música en entornos interactivos. Del mismo modo que un diseñador de juegos propone un juego y el jugador participa, un compositor moderno tiene la oportunidad de programar un entorno interactivo pero no puede anticipar cómo se va a ejecutar una pieza, cómo va evolucionar y cómo la va a disfrutar el público.
    Creo que el arte es un ámbito que tampoco se va a librar de la irrupción de la tecnología: interactividad, inteligencia artificial, redes sociales, etc.

  4. jaime
    2012-09-26 22:54

    Muy de acuerdo con el artículo. Muy claro y bien explicado con pocas palabras, además.
    Toco y compongo música. Uso herramientas virtuales para mi trabajo, si bien en los últimos años me he vuelto cada vez más acústico. Pero me siguen interesando mucho los sistemas de composición basados en inteligencia (o creatividad) artificial.
    Lo que no comparto mucho, es el uso de la electrónica para sustituir instrumentos acústicos. No me parece mal, ni tengo nada que objetar, sólo que no me gusta. Y hago esto extensible a la sustitución de instrumentos acústicos por grabaciones en CD’s, etc.
    Con el tiempo, disfruto más y más del sonido de los instrumentos reales, ya sean acústicos o eléctricos (pongamos un buen piano Fender por ejemplo). Pero especialmente con los acústicos. Me resulta ya imposible, por ejemplo, sustituir el sonido del arpa de un piano por su muestra grabada en un piano digital o en un CD.
    Sucede quizás, que en nuestra era, en la que no abundan los lugares con música en directo, nos hemos acostumbrado tanto al sonido de un piano grabado, que ya no lo distinguimos del de uno real (suponiendo que se haya oído alguna vez uno). Hagan ustedes un experimento simple (simple si se tienen los medios, claro): Coloquen en una sala un piano acústico y uno digital, y toquen ambos. No tendrán ninguna duda sobre cuando suena uno u otro, son diferentes. A continuación, graben unas notas con el piano real y otras con el digital, y escúchenlas. Ahora ambas fuentes son una muestra grabada a través de un micrófono que ha generado una señal eléctrica que ha sido convertida de nuevo en sonido a través de, probablemente, un cono de cartón unido a una bobina, es decir, un altavoz. Les resultará mucho más difícil distinguir una de otra.
    Es muy sencillo, por mucho que mejoren las técnicas para codificar y decodificar el sonido, un cartón no suena igual que un arpa de piano.
    Entiendo y hago uso de samplers como herramientas de trabajo. Pero como resultado final, prefiero el sonido de los instrumentos en directo. Ya hasta me cuesta oír las grabaciones en disco.
    Entiendo la música electroacústica y la electrónica, y la composición artificial, Pero la única razón que justifica sustituir una sección de cuerdas, por un sonido sampleado que busca la emulación lo más exacta posible del original, sólo la entiendo por razones de presupuesto, es decir, de industria y comercio, no por razones artísticas.

  5. Francisco Mesa
    2012-09-27 00:30

    Magnífico artículo señor Paco, aunque, como bien me ha comentado David, no estaría mal una alusión a un viejo proyecto cuanto menos curioso “Verso Sinfónico”.

    Sin más palabras, se despide un servidor ;) que espera verle en uno de nuestros show para firmar cierto Éxodo de Las Musas en persona.

    Y no puedo irme sin dejar una referencia que toca bastante el tema. Expuesta para todas las mentes curiosas:

    http://poesiainfrecuente.com/arte-0-la-rebelion-artistica-de-las-maquinas/

    A su vez dejaré también otra referencia que implica de forma directa la composición automática:

    http://www.myspace.com/sinfonasdeotrosmundos

    Larga vida a las máquinas creativas ^^

  6. Sergio Alvaré
    2012-10-02 11:38

    «¿es esto menos música que lo que se hacía antes?»

    Pudiera ser que exista música mientras exista intención. ¿Es la intención distinguible de una necesidad mecánica, causal?.


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