Francisco Serradilla es poeta y doctor en Informática. Su línea principal de investigación se refiere al desarrollo de Softbots (Robots Software) y Agentes Inteligentes en Internet. Ha colaborado abundamentemente con Almacén como articulista. Computación creativa y otros sueños se publicará los 25 de cada mes.
Hace 25 años mi tío Paco me comentó que Facundo Cabral había sido asesinado mientras iba montado en un burro. Me llevé una enorme sorpresa unos 10 años después cuando vi carteles por Madrid que anunciaban una actuación de la supuesta víctima, así que investigué un poco y llegué a la conclusión de que mi tío confundió a Facundo Cabral con Jorge Cafrune, que fue atropellado por una camioneta mientras montaba a caballo; algunos defienden que el atropello fue intencionado, aunque los hechos nunca llegaron a esclarecerse del todo.
Jorge Cafrune no fue un cantor especialmente político, aunque se dice que debido a su popularidad llegó a tener una gran poder que inspiraba temor a los militares de la dictadura de Videla.
A pesar de que pocas veces cantó canciones de corte político, cuando lo hizo llegó tan hondo que uno puede imaginar el miedo de los militares de la dictadura. Para muestra oigan esto:
Lo sorprendente de la historia que me contó mi tío es que Facundo Cabral murió asesinado finalmente 25 años después.
Cuesta creer que nadie quisiera muerto a Cabral en 2011: filósofo, hippie, apátrida, hacía honor a su tema más conocido: “no soy de aquí ni soy de allá”, vivía allí donde lo llevaban sus conciertos y su canto, curiosamente, era demasiado filosófico como para ser considerado político:
“Si yo golpeo a tu puerta
no te vas a confundir:
no es para entrar que golpeo,
golpeo para salir.”
Lo más peculiar de Facundo Cabral no eran sus canciones, que acompañaba con una exquisita guitarra, sino sus presentaciones versificadas, en las que contaba auténticas historias alegóricas y que en ocasiones llegaban a ser más extensas que el propio tema que presentaban. Aquí les dejo su tema más famoso, que sirve de ejemplo de sus largas peroratas como prolegómeno a la canción:
Tuvo una infancia durísima: su padre abandonó a la familia antes de que él naciera, se fugó de casa a los nueve años, se hizo alcohólico, fue cárcel con tan sólo catorce años, y allí un sacerdote jesuita le enseñó a leer y escribir y lo acercó a la literatura. Después aprendió a tocar la guitarra y comenzó a tocar en hoteles. Saltó a la fama en 1970 con “no soy de aquí, ni soy de allá”. En 1977 perdió a su mujer y a su hija en un accidente aéreo. Tuvo un cáncer del que se recuperó. Más tarde comenzó perder la vista, y en 1996 tuvo que ser operado de una obstrucción en la carótida. Por esa época comentó en una entrevista “fui mudo hasta los nueve años, analfabeto hasta los catorce, enviudé trágicamente a los cuarenta y conocí a mi padre a los cuarenta y seis”.
Pero a pesar de todo siguió cantando, transmitiendo una filosofía vital y positiva. Fue nombrado Mensajero Mundial de la Paz por la UNESCO en 1996. Cantó como pensó, vivió como cantó, y estuvo en el lugar equivocado en el momento indebido. Una pena que un ajuste de cuentas de la mafia guatemalteca nos dejara sin su voz el 9 de julio de 2011, e hiciera real al cabo de veinticinco años la historia de mi tío Paco.