Francisco Serradilla es poeta y doctor en Informática. Su línea principal de investigación se refiere al desarrollo de Softbots (Robots Software) y Agentes Inteligentes en Internet. Ha colaborado abundamentemente con Almacén como articulista. Computación creativa y otros sueños se publicará los 25 de cada mes.
Tántalo, rey de Lidia e hijo mortal de Zeus y de la oceánide Pluto, cometió varias afrentas contra los dioses del Olimpo, siendo una de las más graves aquella en la que, habiendo invitado a los dioses a un banquete y habiéndose terminado la comida, mandó cocinar a su hijo Pélope para servirlo en el banquete. Los dioses fueron alertados y no lo comieron, e impusieron a Tántalo un castigo terrible: lo condenaron a sufrir en el Tártaro hambre y sed eternas a pesar de estar rodeado de abundante comida y bebida. Cuando Tántalo intentaba alcanzar la comida, esta se alejaba, y cuando intentaba beber del agua en la que estaba parcialmente sumergido, esta se apartaba de su boca.
Siempre me ha recordado este mito a uno de los problemas más importantes de nuestro tiempo: estamos rodeados de abundante información pero, cuando intentamos alcanzar un fragmento determinado, parecería que esa información concreta se aleja de nosotros oculta en un vastísimo mar de otras informaciones.
Este problema ha sido caracterizado por la psicología como «sobrecarga informativa», y genera lo que se denomita «estrés informativo». El estrés informativo no es ninguna idea teórica, sino que tiene un efecto bien claro en nuestra sociedad: se estima que sólo en Estados Unidos provoca cada año unas pérdidas de 900.000 millones de dólares en en baja productividad y falta de innovación.
Los intentos (no excluyentes) de solución a este problema son al menos de tres tipos:
Hoy vamos a hablar del primero de ellos.
Hay dos modos básicos de distribuir información en la era digital, conocidos como distribución “pull” y distribución “push”. Estos modos tienen que ver con quién inicia la comunicación. En el modo pull el usuario “tira” de la información, es decir, inicia el proceso. Es lo que hacemos cuando ponemos una url en un navegador, o cuando buscamos algo en Google. En el modo push, por el contrario, es la máquina u otro usuario quien inicia la comunicación. Es lo que sucede cuando recibimos un SMS o una solicitud de chat. El problema del modo push es que nos interrumpe, requiere nuestra atención y nos aparta de la tarea que estuviéramos realizando, por lo que genera muchísimo más estrés informativo que la distribución pull.
Desgraciadamente el push está de moda, especialmente en las aplicaciones móviles, lo que no es de extrañar puesto que el mundo de la telefonía es un mundo push. Mi consejo en este sentido es que limitemos su uso en la medida de lo posible.
Otro ejemplo de cómo la presentación influye en el estrés viene del mundo de los lectores de noticias. Sorprendentemente poco utilizados, los lectores de RSS permiten recuperar noticias y artículos publicados en diferentes sitios y presentarlos al usuario de modo integrado, añadiendo además facilidades de organización, etiquetado y gestión de los artículos.
Lo habitual en estos programas es que se presente una lista de titulares y cuando el usuario elige un titular la noticia se amplía y accedemos al contenido completo. Desgraciadamente, el titular casi nunca da información suficiente como para saber si el artículo va a interesarnos o no, de modo que uno termina abriendo casi todas las noticias.
Sin embargo, hace un tiempo surgió Flipboard, un programa para iPad que construye con las noticias una especie de periódico, mostrando el titular, un resumen de la noticia e incluso, si puede obtenerla, una fotografía tomada del cuerpo de la noticia.
Parece una tontería, pero esta característica aparentemente tan simple ha multiplicado mi estrés informativo por 0,1.
En el próximo artículo hablaremos de los otros intentos de solución…