Libia rehabilitada, acercamientos vertiginosos a Túnez, Argelia y Marruecos… la política exterior estadounidense está embarcada en una operación de freno de la influencia francesa en el Magreb, aunque el autor del análisis, Yahia H. Zoubir, piensa que las consecuencias son más favorables a los intereses europeos que negativos: “Los atentados del 11-S cambiaron la situación geopolítica del Magreb no sólo porque propiciaron el acercamiento de los Estados magrebíes hacia EEUU sino también porque llevaron a este último a desarrollar un mayor interés en la región, que, desde el punto de vista de la seguridad, se extiende hasta el Sahel. No obstante, es preciso señalar que, si bien los Gobiernos magrebíes trataron de integrarse rápidamente en una coalición internacional de lucha contra el terrorismo –que también les permitió justificar actos represivos y violaciones de los derechos humanos en nombre de dicha lucha–, lo cierto es que estas acciones aumentaron el antiamericanismo latente en la región. Por tanto, no debe perderse de vista la división existente entre los gobernantes y los gobernados en lo que se refiere a la percepción de EEUU.” La política estadounidense en el Magreb: ¿a la conquista de una nueva región?.