Eduardo Jordá, En la torre de Montaigne: “Hoy en día, cuando Europa pierde el tiempo en docenas de disputas triviales, el pensamiento de Montaigne, simbolizado por esa torre orgullosa y aislada que se levanta en mitad de los campos, debería servirnos para entender lo que somos y el papel que jugamos en el mundo. Pero nada de eso parece posible. Los europeos hemos entrado en una preocupante fase de agotamiento. Nos hemos vuelto cobardes, titubeantes, miedosos. Por temor a ofender a nuestros vecinos que tienen ideas religiosas diferentes, estamos dispuestos a adoptar decisiones que algún día nos van a costar muy caro. Además, vivimos apegados a nuestros privilegios. La autocomplacencia nos consume. Si se declarara una guerra en algún confín de Europa, nadie querría ir a combatir. Y mientras nosotros nos deprimimos o nos atribulamos por pequeñeces o consultamos como locos los catálogos de las agencias de viajes, los nuevos imperios que surgen más allá de nuestras fronteras (China, la India, los países árabes, lo que queda de los exhaustos y desquiciados Estados Unidos) están preparándose para repartirse nuestros despojos.”