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La importancia de leer en el páis de los lotófagos

Marcos Taracido

Hasta bien entrado el pasado siglo XX leer era privilegio de las clases acomodadas. Privilegio, arma y factor de diferenciación crucial en la sociedad. Y antes de la invención de la imprenta, la capacidad lectora era reducto de unos pocos, generalmente clérigos encargados de la difusión de la cultura escrita. Sin embargo, la función que otorgaba la lectura era suplida por los analfabetos con los relatos orales, que eran escuchados a los aedos y juglares en las plazas y a los padres y abuelos —madres y abuelas generalemente— en las casas, que enseñaban de la vida y de la muerte, e informaban, y eran aprendidos y modificados y trasmitidos, deconstruidos y armados de nuevo y contados una y otra vez. Analfabeto entonces significaba exactamente eso: incapaz de leer letras impresas, y nada más. Un labriego no necesitaba leer para desenvolverse perfectamente en su mundo, entenderlo y afrontarlo, porque, por un lado, nada que hubiese en los libros le ayudaría en su vida campesina, y, por otro, esa ración de cultura le venía dada oralmente: la historia, la tradición, la imaginación.Pero la sociedad de hoy está alfabetizada, exige saber leer. Nuestro mundo —y hablo de occidente, claro— está organizado de tal modo que ha universalizado la capacidad lectora, pero sólo en su significado de ser capaz de interpretar los signos escritos literalmente. La tradición oral ha sido sustituida por la cultura de la imagen —la televisión— y el poder que esta ha adquirido ha convertido a los lectores en analfabetos funcionales: se lee pero no se comprende, ni asimila, ni se absorbe lo leído para devolverlo otro.Simplificando un poco, el poder ha otorgado a sus súbditos la capacidad de leer, pero les ha anulado la de comprender mediante la otra cultura, la visual. Se trata de un lento y efectivo proceso de infantilización de la sociedad que, resumiendo, consiste en tratar a los adultos como a niños —en el mejor de los casos, en el peor se nos trata como a subnormales— instalados en el pensamiento egocéntrico de Piaget y todavía con el pensamiento formal —capacidad de formular hipótesis y explicaciones complejas— en fase de desarrollo. Así las cosas, la sociedad del espectáculo produce para el consumo pasivo y ni informa ni transmite: publicita. Ante esto, leer es subversivo: porque leer se convierte en un acto voluntario, primer síntoma de la acción y la decisión; porque leer es una actividad solitaria e individual, es decir, un acto asocial, con todo lo que eso significa de no seguir a las masas; porque, aún suponiendo en el hacedor de libros la capacidad manipuladora de los constructores de la cultura audiovisual, la oferta lectora es infinitamente superior en número y variedad; porque en un país en el que la historia, la literatura y el arte contemporáneos son sistemáticamente relegados de los planes de estudio —entre otras causas porque la irracionalidad de los planes de estudio impide por su extensión llegar al siglo XX— y en vista de la inmediatez y liviandad de la producción audiovisual, sólo mediante la lectura, antídoto frente al olvido, podremos rescatar, siquiera individualmente, nuestro pasado; porque frente al pensamiento audivisual —acumulativo, instantáneo, imitativo, contemplativo— necesitamos recuperar el pensamiento lector —dinámico, creativo, participativo, selectivo—; porque leer —entre líneas— es el único modo que nos queda de discernir, elegir y crear libremente.
Marcos Taracido | 21/01/2004 | Artículos | Mundo del Libro

Comentarios

  1. JR
    2004-01-21 15:26 Curioso. En tu segundo párrafo Coincides en los planteamientos antitelevisivos con Sartori, quien también apunta a la caja tonta como causa de la decreciente capacidad comprensiva del ser humano. Homo Videns es una obra de referencia para saber en qué punto estamos del retorno a la ceguera. Saludos. p.s. El enlace de “pensamiento audiovisual” no funciona.
  2. Marcos Taracido
    2004-01-21 15:42 El enlace ya funciona :) Bueno, desconozco los planteamientos de Sartori (¿algún enlace?), pero no quisiera demonizar la televisión. Es sólo que tal y como está planteada no parece llevar a nada positivo. Mi experiencia con niños y adolescentes me hace pensar que realmente atonta y distorsiona la percepción de la realidad. Saludos.
  3. Marcos
    2004-01-21 16:03 Por cierto, JR, ¿a qué te refieres con “curioso”? Me compraré Homo videns. Saludos
  4. JR
    2004-01-21 17:01 Curioso: interesante, particular. Peco de repetir mucho ese latiguillo. No pienses mal, Marcos. ;-)
  5. JR
    2004-01-21 17:07 Y no, siento no disponer de ningún enlace de importancia sobre Giovanni Sartori. Un saludo.
  6. Marcos
    2004-01-21 17:25 No pensaba mal, hombre, es que como en tu comentario el adjetivo más significativo era “curioso”, no sabía bien a qué te referías. He encontrado esto que parece ser una serie de estractos de Homo videns. Saludos.
  7. Fabián
    2004-01-21 21:16 A mí siempre me han emocionado aquellas personas que en Fahrenheit 91 guardaban en su memoria los textos escritos. Eran hombres y mujeres que debían esconderse en bosques, antiguas y abandonadas construcciones ya que eran perseguidos.
  8. Marcos
    2004-01-21 23:30 Ved esta noticia: Los niños ven más horas de televisión que tiempo en la escuela. No sé si ahí o en El país, que es dón de yo la leí, hablan de analfabetos audiovisuales. Saludos.
  9. Pérez
    2004-01-22 19:00 ¿Los libros no atontan ni distorsionan la realidad? Tanto como la tele y las tradiciones orales.
  10. Patricia Medina
    2004-02-26 19:21 Hola Marcos, me ha interesado tu artículo, y me hago la pregunta respecto al país al que te refieres, pues si tú me lo permites, quisiera utilizar tu escrito para integrarlo a una sesión de trabajo con algunos docentes, pero requiero de hacer la referencia completa del texto. Por cierto concuerdo contigo de que la tv. embebae, emboba y embaba a quienes están frente a ella sin ser críticos de lo que ven.
  11. Alex Pérez Cano
    2004-03-01 20:14 En México, la lectura una utopia Claro que la mayoria de los más de 100 millones de Mexicanos leemos, pero no comprendemos. Necesitamos mirar los paradores de autobuses, microbuses, minibuses, del sistema de Transporte Colectivo, las esquinas de ciudades y ahora villa, pueblos, para percatarnos la triste realidad de México. Revistas con desinformación trivial, entrópica, vanal, intrascendente, involutiva. Verán tirajes de seudonovelas, seudorevistas y hasta seudo libros, que en nada contribuyen a construir una Nación. Más bien a destruir una Nación, con dos siglos dificiles para ir edificando un conglomerado con ciertos objetivos fuertes, capaces de mejorar las condiciones de existencia. Que país de lectores y de mirones de lo vanal, del morbo y del escandalo, que hasta los periódicos, con excepciones, se están contagiando.Y vemos en sus páginas una contribución hacia la propagación de analfabetismo funcional, pero eso sí, que enriquece a los magnates de los medios, a costa de excluir el juicio critico y fundamentado de los ciudadanos. La vida de actrices, actores y meretrices, merece la atención de la sociedad, como paradigma de la niñez y de la juventud. Y la televisión, duopolica, comercial, estupidizante, que prosigue su proceso de enajenación, que con estrategía pretende ser un medio culturalizante, que hasta ruidosamente invita a ceremoniales nupciales de los magnates televisivos, a gente vinculada con las letras, Monsivais, como antaño compto a Octavio paz, con fines eminentemente tendenciosos, ajenos a cualquier proceso educativo o cultural. Y ese panorama se extiende en toda la República y en todos los ámbitos y llega a la política, muestra de ellos, son los balbuceantes discursos de políticos, legisladores, protagonistas del escándalo tigresco, haciendo alusión a Irma Serrano, que cobran jugosos sueldos, sin contribuir a la solución de problemas, graves de este país. Y así, deambula el neoanalfabetismo funcional por México, sólo con programas de lectura, impulsados por un cumulo de funcionarios neofitos, zafios, que escasamente estructuran discursos coherentes, siendo eso, si el ejemplo de los resultados del sistema educativo nacional, que se empeña, en desvalorar al libro, al periodico, a la revista de calidad, por la realidad virtual, con el fin de traspolar los peores momentos aciagos de siglos anteriores, de los peores del medioveo. Esa es una triste realidad que permea a la sociedad Mexicana del siglo XXI, queriendo arraigarse eternamente y frenar los procesos negaentrópicos y verdaderamente culturales, que sólo, se quiera o no, la lectura puede aportar. Concluyó... Cuanta razón tiene Sartori, Noams Chomski,Santiago Genovés, Mari Win y otros pensadores de nuestros tiempos, sobre el “homo neo sapiens” Con este comentario, quiero derrocar el analfabetismo funcional que en mi ser subyace.
  12. Alex Pérez Cano
    2004-03-01 20:32 Con Respecto a la televisión, per se, como lo plantea Marie Win, en su obra, intitulada, La Droga que se enchufa, en cierto sentido es nociva. Esto se puede apreciar en el hogar, hoy día no es fácil hallar un hogar donde la televisión impida las relaciones entre los miembros de la familia. En cada vivienda, existen más una televisión. En la sala, en la cocina, en las recamaras y eso, definitivamente impide simples relaciones de comunicación. En otros lugares públicos, tambien se da el mismo fenómeno. En hospitales, centrales de autobúses, aeropuertos, restaurantes, en los mismos autobúses, aviones, barcos, la televisión se ha convertido en la quintaesencia del nuevo siglo. Hoy pocas relaciones humanas se dan en los diversos sitios, que se supone, son de convivencia humana. En cualquier banco, mercado, consultorio, despacho, el contacto humano ha sido relevado por la televisión. Y en la Escuela, se ha demandado una educación a través de la televisión, pensando que con el Discovery Chanel se solucionan problemas educativos, sin tener en cuenta, las grandes expectativas para los niños y jovenes contactar con su realidad no virtual. El campo, los rios, las aves, los reptiles e insectos, las plantas, en vivo, denostando el término de la televisión, es un mejor instrumento educativo, que miles de programas televisivos, independientemente de su contenido cultural. Además, la televisión y el Internet, per se, impiden muchas actividades locomotoras propias de la estructura humana, las consecuencias sobre la salud, por esa relativa inmovilidad comienzan a repercutir negativamente en la salud humana. Sigamos reflexionando y escribiendo sobre esto, ahora, tengo limpiar el lote baldió cerca de mi casa, ahi algo he de aprender, saludare al vecino, y me preocupare por la conservación del ambiente de mi comunidad. Televisión, quiza el fin de semana. Y con tantos canales del SKY, o del cable.

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