Decía Ortega y Gasset: “La unidad de Europa no es una fantasía, sino que es la realidad misma [...] Se comprende, sin embargo, que no todo el mundo perciba con evidencia la realidad de Europa porque Europa no es una cosa sino un equilibrio”
de identidades culturales, de intereses y de poder. Así se interpretaba hasta el pasado 25 de noviembre
muchas abejas y un sólo vuelo. Pero el panorama ha variado considerablamente, y aunque rectificar siempre es posible, la incertidumbre y percepción de una Europa a medidas hace un flaco favor a la idea original.
Luis Peraza Parga revisa el camino recorrido hasta la situación actual.
El motor franco alemán con freno y marcha atrás.