Ozziel Nájera se detiene a revisar la trascendencia de las figuras de Lilith y Caín en la mitología judeocristiana, al considerar que su función “no solamente es la de mostrar el castigo al rebelde, sino también la de la revelación de un orden que refleja la inequidad de un sistema patriarcal y mitológico que justifica la represión de un género, edad, grupo racial o posición social”. Lilith y Caín ¿rebeldes o revelaciones?.
Por una parte, Lilith representa el arquetipo de lo femenino negado; su desbordante sexualidad la convierten en una figura demoníaca, y sanguinolente en el conocimiento histórico de la humanidad y posiblemente el antecedente más remoto sobre la brujería, espíritus malignos y vampiros. Por otra parte, Caín se vincula directamente con el sacrificio, la sangre, la inmortalidad y como si no fuese ya poco, también con Lilith. Ambas figuras, expulsadas y aisladas en la tradición judeocristiana, representan la negación de la existencia del llamado “lado oscuro” que no es sino el instito animal y rebeldía ante el status quo. ¿Le suena?. [Vía singenerodedudas]