Juan Francisco Ferré glosa la última obra de Flauvert, Bouvard y Pécuchet como ejemplo máximo de aquellos que analizaron con lucidez «la siniestra red que mantiene unido el orden social en torno de valores de bajo nivel, situaciones indignas y prácticas inaceptables». Historia universal de la estupidez
«Con el siglo diecinueve, la estupidez se hizo ideología burguesa, visión del mundo que sancionaba el ideario de una nueva clase social que dictaría a partir de entonces las modas y los gustos, las opiniones, los valores y las obligaciones. Hasta que Gustave Flaubert, con la intransigencia del solitario que ha padecido en exceso el acoso y la hostilidad de los necios, decide vengarse de su archienemiga social e intelectual. El problema es que el artefacto[i] se le escapa de las manos y acaba yendo más allá de su propósito originario para mostrar que es la esfera integral del conocimiento la que está infectada del mismo mal que pretende erradicar. En ese sentido, esta novela póstuma quizá sea la más influyente en la literatura innovadora del siglo XX (Joyce, Musil, Kafka, Nabokov, Gaddis, Kundera, Bernhard, Coover, entre los novelistas insignes europeos y americanos). Y es que, como dijo Borges, uno de sus grandes defensores hispanos, “el hombre que forjó la novela realista fue el primero en romperla”.»