Un nuevo arma, en este caso de control de masas, se suma al arsenal de las policías: las armas sónicas. Antonio Martínez Ron explica el auge y su funcionamiento. Si piensa acudir a alguna manifestación próximamente le conviene leerlo. Las armas sónicas son el nuevo juguete de la policía.
«La efectividad del sistema se basa en los efectos que produce. Dolor en la base occipital, opresión en el pecho, y una sensación tan intensa en el cerebro que “hace que sigas oyéndolo aunque pasen varias horas”. A máxima potencia, el rayo de sonido altera el líquido del oído interno de forma que el sujeto se marea y tiene que echarse al suelo porque el sonido hace que le vibren hasta los ojos.
Sin embargo, es dudoso que el cañón pueda provocar los graves daños cerebrales que algunos le atribuyen. Es muy difícil que pueda causar, como se ha dicho, aneurismas cerebrales. Y para protegerse basta con unos buenos tapones para los oídos, como los que utilizan los propios agentes cuando lo ponen en marcha.
Lo más inquietante, quizá, está en la capacidad de este nuevo sistema de invadir nuestro espacio vital y personal a larga distancia y sin previo aviso. “El sonido”, añade Longina, “tiene la virtud de no dejar marca, de modo que no hay forma de reclamar ante un juez por los daños, a pesar de que produce un deterioro y una alteración evidente”.»
2009-10-02 18:18
Perdón; es “Una nueva arma”.