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Parkinson Blues

El 11 de abril se “celebró” el Día Mundial del Parkinson. Patxi Ibarrondo, afectado por esta enfermedad, despliega sobre la mesa un amplio muestrario de sus efectos, no sólo físicos, e ironiza sobre el papel de gobiernos y farmacéuticas a la hora de buscar con seriedad una cura. Parkinson Blues. (Ref. Anboto News)

«Aunque no sea artista del espectáculo como Michael J. Fox (actor de cine-tv), Muhammad Alí/Cassius Clay (boxeo) o el difunto Karol Wojtyla (Vaticano), no puedo dejar pasar que alguien decidió que, tal dia 11 de Abril, haya quedado señalado como el Día Mundial del Parkinson. Lo que quiere decir, en realidad, la efemérides de San Laboratorio Multinacional. Su Santidad de cuyos productos químicos dependemos los parkinsonianos más que un yonqui de su aguja cargada con heroína. Si él quisiera dejar el chute vivificante, le sobrevendría un doloroso mono de abstinencia. Nada más. Nosotros no podemos permitirnos el lujo de abandonar las pastillas de “neodopamina”, por la sencilla razón de que el cuerpo quedaría convertido en un guiñapo inservible.[...]
Antes del diagnóstico diferencial que me señaló el Parkinson, podía hacer las tres cuartas partes de un periódico de cuarenta y dos páginas . Semana tras semana durante dos años. Ahora estoy en pleno aprendizaje de la lentitud. Las manos carecen de precisión y sus diez dedos no consiguen ser guiados con eficacia para poder seguir fielmente al pensamiento.
Aunque lo más significativo, para un enfermo del Mal de Parkinson, es constatar sin remedio y sin poder evitarlo cómo te vas quedando solo con tu temblor. Habitante de una soledad lapidaria e irremediable, tu mundo se limita drásticamente. Tu norte señala el hospital y tu sur la silla de casa o la de ruedas, según el grado.»

Manuel Haj-Saleh | 14/04/2008 | Artículos | Medicina

Comentarios

  1. Cayetano
    2008-04-14 13:42

    El artículo nos habla, entre otras muchas cosas. del olvido de los otros, de casi todos, cuando el autor-creador entra en la siniestra fase del rechazo de un entorno que en un tiempo lo aplaudía, porque era útil, porque representaba un movimiento, porque se cebaron en él las fuerzas vivas, porque nadie más se comprometía más allá de la palmada en la espalda … Ahora los codiciosos son más ricos (siguen siendo más ricos) y las adhesiones se diluyen. Quedan a nuestro lado (eso lo se yo tambien) quienes nos ayudan en las modestas labores de intendencia.

    (nos hacen la comida, nos lavan la ropa, gestiones administrativas, nos acompañan al hospital, nos animan, nos sonríen por las mañanas, ocultan sus problemas para no añadir más angustia a cada uno de los días que nos regala el Universo. Esos días que nuncan acaban, Y por un milagro, en un paseo solitario, descubrimos asombrados: Estoy vivo y siento el aire y el sol y corres a compartirlo con quien esa noche limpiará los restos de tus desastres orgánicos). Cada rayo (algunos de esperanzas) lo regalas, intentando pagar tanta generosidad

    Todos tenemos algo que hacer y tenemos prisa por acabar, porque el tiempo se acaba para todos. Sociedades celebrando que los excluidos siguan excluidos, bajo la siniestra apariencia de un estado de bienestar: El loco en su cárcel química. El pobre, que antes vagabundeaba libre, ahora en su albergue con normas militares y consejos y terapias de gente imbécil que dice ayudar. El olvido, una segunda muerte para decirles (a ellos a nosotros) sois una carga.

    Gallinas: Y la gallina enferma es retirada de la manada, rechazada y picoteada hasta que muere. Acelerar su muerte. La del inútil que antes nos fué útil (para demostrar que aquí el poderoso nos da por culo y podemos contarlo libremente) ya no nos sirve porque es evidente: Somos Gallinas, sanas e inquietas, a las que molesta conocer (saber) cuales son las consecuencias de vivir en libertad: ¿Enfermedad y olvido?

    Y denuncias, ahora a tu vecino, que es Nietzsche o van Gogh que te molestan aporreando en un piano notas sin sentido o gritando contra el mundo, el sol contra si mismo. Terminan, tus vecinos, en obscuros calabozos (para que tu Vida sea cómoda, plena e inalterada) hasta que te enteras que hay entierro (el suyo) y babeas lágrimas: ¡Que profunda la arquitectura la de su pensamiento!! ¡Que obra tan hermosa! ¡Qué trágicos sucesos en la vida de tan gran hombre!

    Y así seguimos, sin enterarnos de nada, sin cambiar nuestra naturaleza animal, solo disfrazada (decorada) por las palabras o expuesta en cementerios inútiles. Entre la obra y la vida, aún escojemos la Obra (la de un dios muerto y maloliente): Gallinas comiendo mierda (humana) para matar (definitivamente) en comunidad al Creador Vivo (ese que pudimos haber sido y no somos).


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