Sergio B. Landrove en Recocorrido alfabético por Os amigos de Archimboldo Roque de Jacobo Fernández nos da un tour por el maravilloso mundo de este historietista (también ilustrador y escritor): una estupenda reseña crítica que aúna la imaginación desbordante de Jacobo Fernández con la pasión con que Sergio B. Landrove nos la transmite (y nos traduce del gallego fenomenales juegos de palabras). No se pierdan… bueno, no se pierdan nada, porque todo está entrelazado.

« Bolouros.* Archim, diminutivo por el que sus próximos conocen a Roque, no sólo recluta amigos entre los más usuales reinos (el animal y el vegetal) sino que también lo hace entre las rocas. La mirada de Archimboldo es capaz de acercarnos a ese extraño fenómeno que es el baño de los Bolouros [nº 50], en el que las enormes piedras que están en equilibrio sobre las más altas montañas bajan al mar cada 17.000 años ajenas al resto de los seres y sus vidas, geológicamente insignificantes.
[imagen: El baño de los Bolouros]

[*Bolouro es una palabra de difícil traducción pues es un juego compuesto por «Bola» (esfera) y «Pelouro» (canto rodado), quizá arriesgando se les podría llamar en castellano «Esfericantos». Pero para saber la opción del autor sólo tendremos que esperar a la también anunciada versión en castellano de «Os amigos…»]

Vivienda. Y aunque a veces el mundo de Roque parece tan alejado de este en el que tenemos que vivir, sus habitantes no son inmunes a muchos de los problemas del «mundo real»: enfermedades contagiosas ( A gardería de dona Bixelmina, nº 51); la esclavitud ( O caracol anatol, nº 58); la cleptomanía ( Lembra: non hai que roubar culleres de prata, nº 59); la moda ( Lévase a raia ó medio, nº 61); la discriminación ( Lesma e Samesuga, nº 66); la drogodependencia ( ¿Qué é o que teñen os tritóns co zume de laranxa?, nº 70), la irreflexión que provoca la lujuria ( O burro e as dúas liantas, nº 76 y O chalé de Valentín Sirope, nº 79); el espionaje a la intimidad ( O librepensador, nº 84) y ¡hasta la vivienda! Si no lo creen pregúntenselo al pobre flamenco y su familia que tienen que acabar viviendo en una topera (nº 47).
[Imagen: Vivienda]

Xilografía. Harold [nº 78] es un niño con una imaginación poderosa que ve las cosas como quiere y no como el ñoño autor de un cuento se las quiere mostrar a través de su padre. Para Harold el mundo no es feliz sino gris y tenebroso. Muy lejos de la línea clara y más próximo a los grabados de Gorey.
[Imagen: “…Salía al bosque a pasear: Harold era muy feliz en medio de la naturaleza”.]»