Íñigo Sáenz de Ugarte ilumina un poco Los puntos oscuros de los combates del Líbano: “La mayor amenaza para el régimen sirio no es un encorbatado dirigente en el exilio que disfrute de los favores de Washington, sino los integristas suníes que comparten la retórica fanática de Fatah al Islam. También es cierto que la inteligencia siria es experta en pactar con el diablo, pero en Líbano siempre han apostado por aliados más fiables que los que están dispuestos a saltar en pedazos en las calles de Damasco, como así han hecho alguna vez.
Para sonrojo del Gobierno libanés, en los últimos meses han aparecido algunos artículos que le señalan como el benefactor en la sombra de Fatah al Islam y de grupos similares. Seymour Hersh lo contó hace unos meses. Los saudíes convencieron a Washington de que el enemigo más peligroso en Oriente Medio son los iraníes y sus aliados shiies, por ejemplo en el Líbano.”