TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.
No son todos, pero sí la parte de ellos con mayor prestigio social y más leídos: periodistas que, incapaces (si somos bien pensados) de analizar, interpretar e investigar, reducen su actividad a hacerse eco de los comunicados de prensa, encuestas o estudios sin matizar ni cuestionar ni una coma. Y lo peor es que no aprenden, llevan haciéndolo desde que Napster existió. Veamos algunas de las mantras que se vienen repitiendo una y otra vez por parte de la industria del libro y afines y que el periodismo tradicional traga y vomita sin digerir:
- Piratas, pirateo, piratería. Sí, claro que hay piratas informáticos que se dedican a la «reproducción, apropiación o acaparación y distribución, con fines lucrativos, y a gran escala, de distintos medios y contenidos (software, videos, música) de los que no posee licencia o permiso de su autor» #. El error periodístico viene de meter en ese saco todo, sin distinción, incluyendo al usuario-lector que comparte con la comunidad uno o varios libros sin obtener ningún rédito económico a cambio; y no son pocos: hay proyectos individuales (sobre todo en el mundo del cómic) y proyectos comunitarios, en los que cualquiera puede escanear o copiar un libro y cederlo a los lectores subiéndolos a webs que carecen de publicidad. Estos no son piratas, puede gustar o no, considerar la práctica moralmente aberrante o no, pero no son piratas. (Ah, y los piratas roban, sustraen algo que su poseedor por lo tanto pierde irremediablemente, algo que no se produce ni siquiera cuando es un pirata con el símbolo del dólar en vez de las córneas el que copia una canción o un libro)
- Pérdidas de las grandes industrias. Miles, millones de euros o de dólares que la piratería les ha robado. Suelen decir que «han dejado de ingresar». Independientemente de quién haga los informes y lo parciales u opacos que puedan resultar hay algo que se repite siempre: identifican cada copia descargada fuera de los circuitos comerciales con un ingreso menos. Mentira: se puede uno descargar una película que jamás iría a ver al cine o alquilaría (por motivos económicos, por motivos de movilidad, de tiempo, de ubicación…), o un libro, o una canción.
- Descargas = descargas ilegales. Habitual también, y presente en el último informe de hábitos de lectura. Pues tampoco: hay muchas webs que ofrecen libros libres de derechos, hay editoriales y librerías que, como la nuestra, ofrecen varios de sus libros para descarga libre, y hay portales de descarga de libros con derechos que incluyen entre el católogo muchos libros cuyos derechos de autor ya caducaron.
- Descargas ilegales. Y es que, en cualquier caso, no son ilegales. Lo han dicho los juzgados varias veces ya. Incluso el hecho de descargar contenido protegido por derechos de autor de una página que sí se lucra copiándolos y distribuyéndolos no es ilegal. NO ES ILEGAL.
- No se compran ebooks, no aumenta el número de ventas digitales. Y sí, supongo que es totalmente cierto, pero la razón no es que no interese (échenle un ojo al aumento de la venta de dispositivos de lectura electrónica y de tabletas, o a las ventas de Amazon), sino mucho más sencilla: no hay oferta o esta se aleja mucho en número, calidad, precio y formatos de lo que demanda el lector. Y esto ocurre porque las grandes editoriales, por miedo o por desconocimiento o por intereses comerciales, han boicoteado hasta ahora todo intento de vuelco digital a sus catálogos. Yo todavía (aunque empiezo a desesperarme), antes de descargarme un ebook en circuitos ajenas al control editorial, hago una búsqueda en las librerías digitales y en los catálogos editoriales cada vez que busco un libro y, estadísticas aproximadas: el 80% de las veces no existe y el 20% restante es extremadamente caro y tiene DRM (rara vez estos dos factores no coinciden).
Pero es bastante posible que casi todo lo escrito más arriba carezca de validez de aquí a unos meses si la reaccionaria reforma del Ministro de Cultura más conservador y menos cívico que ha conocido la democracia sale adelante. Así que, periodistas y comunicadores, no hará falta que me hagáis el caso que ya no pensabais hacerme.
2013-03-21 21:12
Pues dudo que la nueva ley sirva para nada más que para recortar libertades individuales. Hay muchas formas aparte de la descarga directa para distribuir contenidos y aún habrá más si los legisladores se empeñan en perseguir a la sociedad en conjunto.
Llevamos más de 10 años dando vueltas en círculo y seguiremos al menos otros 10 más, hasta que una nueva generación de creadores, empresarios y políticos sustituya a los actuales.
Algún día esto se verá tan absurdo como vemos ahora la copia manuscrita de libros.