«Ya no se lee como se leía antes»
Pier Paolo Pasolini, 1971
Sí, llevamos varias décadas con una conspiración contra el libro:
- La de los que convirtieron la edición en un erial regido por las leyes de mercado más salvajes, no ya aquellas que se rigen por la oferta y la demanda, sino estas en las que la oferta es una burbuja tan inflada que ocupa todas las estanterías y el libro es carne de celulosa y tinta.
- La de los que, apoyándose en la burbuja literaria, crean emporios mediáticos de cuasi monopolio del libro, con un círculo perfecto en el que producción y divulgación se alimentan mutuamente.
- La de los que, olvidada por completo su vocación inicial por la promoción de la lectura, mantienen el precio de los libros en estándares elitistas. Porque sí, el libro es caro.
- La de los que, surgiendo alternativas tecnológicas que favorecen el abaratamiento del libro, ponen todas las trabas posibles para su desarrollo.
- La de los que, surgiendo alternativas tecnológicas que favorecen la difusión del libro, ponen todas las trabas posibles para su desarrollo.
- La de los que confunden lectura con industria: se lee más que nunca.
- La de los que confunden lectura con ventas: se lee más que nunca.
- La de los que sólo se acuerdan del abandono institucional de las bibliotecas cuando quieren utilizarlo como argumento para defender su industria.
- La de los que sólo se acuerdan del declive de las librerías que previamente reventaron con su burbuja cuando quieren utilizarlo como argumento para defender su industria.
El libro no se muere, no: se transforma. Como lo hizo siempre: entiéndanlo, adáptense o contemplen, y guarden a sus plañideras disfrazadas de salvadores de una cultura que les importa una mierda.