TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.
Primero constato un fracaso esperable: cuanto más conozco menos sé. Cuando empecé en la enseñanza hace unos diez años estaba lleno de certezas, aseveraciones axiomáticas que nada ni nadie podía quebrarme. Ahora sólo sé que no sé más que un pequeño puñado; paso pues a enumerarlas en esta primera parte y dejo las dudas, mucho más extensas, para una segunda entrega:
1. Sé que el currículum es inabarcable y convierte la enseñanza de la asignatura en una carrera trucada, como entrenar para una maratón corriendo en series de cinco minutos.
2. Sé que el sistema falla desde la edad más temprana y en todos sus niveles, y sé que eso significa que la sociedad falla.
3. Sé que la literatura ha dejado de importar a los que deciden los currículos, que la consideran un conglomerado de nombres y fechas.
4. Sé que los libros de texto son una lacra: estructurados según la programación oficial, tratan por igual contenidos y (perdón) destrezas o competencias. Un ejemplo: un niño aprende las preposiciones de memoria y ya está, quedan aprendidas, le bastará recordarlas de vez en cuando; pero una metáfora no se memoriza, no se practica un día y se adquiere la habilidad de detectarlas, comprenderlas, explicarlas: los libros de texto dedican el mismo espacio a una y a otra.
5. Nuestros padres tenían como único modo de acceso a la cultura (a la burguesa, se entiende, a la cultura intelectual) la lectura; nosotros seguimos teniendo, mientras crecíamos, la lectura como el principal recurso (por prestigio, pero también por tradición heredada y por inercia), aunque buena parte de nuestro tiempo ya lo dedicamos al audiovisual. Nuestros hijos aprenden visualmente y la lectura es ya para ellos un anexo, un lujo, una extravagancia con la que juegan más o menos, pero accesoria. Y el sistema educativo no lo tiene en cuenta.
2012-06-28 11:05
Yo no soy profesor de lengua y literatura pero he sido profesor durante muchos años y la lengua y la literatura constituyen el centro de mi vida. Además, soy padre de una alumna de ESO. Dicho lo cual, considero firmemente, después de haberlo reflexionado mucho, que la audiovisualidad en el aula es (sería) un error mayúsculo. Los chavales deben leer y del modo más tradicional posible porque la lectura proporciona una compresión del mundo inencontrable a través de otras disciplinas narrativas y/o expresivas. Ni el cine, ni las series televisivas (narrativamente excelentes, muchas) consiguen activar una concepción abstracta y sofisticada del mundo. Por mucho que digan que sí, yo opino que no. Por eso, soy totalmente reticente a cualquier uso de cacharrería electrónica en el aula. Tizas, encerados y un profesor motivado. No hace falta más. Yo me estudié las metáforas en dos tardes y nunca las he olvidado.
2012-06-28 12:11
Bueno, Alber, por ahora me he limitado a constatar hechos. Estoy en buena parte de acuerdo contigo en la necesidad de que lean textos, pero permíteme que deje mi reflexión al respecto para el siguiente artículo, donde plantearé las dudas.
No estoy de acuerdo, claro, en lo que dices de la tecnología, por un simple hecho: me parece absurdo no utilizar los avances tecnológicos si pueden ayudar en algo. Es como ser escritor y negarse a utilizar un ordenador porque la pluma te va cojonuda.
Y en cuanto a tu última frase, que entiendo tiene que ver con mi certeza número 4… pues enhorabuena, pero mi experiencia me dice que no es así, al menos no con los alumnos que tenemos ahora, o con la inmensa mayoría de ellos.
Saludos
2012-06-28 13:19
Yo soy absolutamente tecnófilo. Lo he sido siempre. Pero, de un tiempo a esta parte, me alineo con las tesis que apuestan por limitar la tecnología en el aula. Por lo general, es disruptiva y no aporta gran cosa. En el cole de mi hija, los smartphones están prohibidos dentro del aula. Todos tienen uno en el bolsillo, pero su uso está limitado. Y me parece bien (hablo siempre de educación no universitaria).
Sinceramente, creo que hay que centrarse en la calidad de la enseñanza. Y, de nuevo sinceramente, creo que la tecnología no aporta nada útil. Admitirlo no es sinónimo de ir contra los tiempos o ser un neoludita. Es constatar lo que, en mi humilde opinión, es una realidad.
2012-06-28 14:28
Alber, tú pones un ejemplo de uso de tecnología en el aula, pero hay miles. Por ejemplo, usar un proyector para, pongamos por caso, mostrar un breve documental en el que los alumnos “vean” la guerra de trincheras del 18. O un webquest para que practiquen la búsqueda de información efectiva en la red, o una web iteractiva en la que pueda manipular una célula… Y eso no sé por qué no puede redundar positivamente en la calidad de la enseñanza.
Saludos
2012-06-28 15:24
Si Rajoy me hace ministro de Educación (cosa que no descarto por completo) desnudaría las aulas (¡fuera cualquier cosa que lleve pilas o se enchufe!) y ordenaría a los profesores que se centraran en enseñar. Qué son las metáforas, cómo se hace una derivada, la capital de Hungría… Lo básico que un ser humano decente debe saber para ir por el mundo. Y luego, cuando toda España supiera eso, aflojaría la mano. Pero mientras tanto, ni hablar.
Y no doy más la lata con esto, prometido.
2012-06-28 19:56
Cinco (falsas) certezas
- El currículum es inabarcable solo si el profesor cree que puede y/o debe enseñar todo a los alumnos. Yo siempre enseñé al margen de sus límites, ignorándolos y marcando mi propia carrera para que, tal como comprensiblemente le ocurre a usted, nada se truncase o trucase al final.
- La sociedad sin duda falla y en consecuencia el sistema también. Este fracaso es entonces compartido con todos aquellos que, como usted, trabajan con/para/contra… el mismo y esto inevitablemente duele, a veces profundamente. Darse cuenta que nunca ha existido una sociedad que no fallase ayudaría a empezar a curar ciertas heridas.
- ¿La literatura importaba a los diseñadores de programas de estudio que hacían leer las Cartas Marruecas a estudiantes de 14 años provocando el sopor (normalmente algo peor, el odio) que se puede imaginar? ¿Hoy en día le importa realmente la literatura a alguien que no sea del ramo? Yo diría que no pero, lo que es más importante ¿le debería importar? Yo diría igualmente que no. La lectura le importa solo al lector. Yo lo soy y seguro que usted también pero el resto tiene sus propias formas de filtrar la vida y los libros y el pensamiento no están entre ellas. Bajemos a la cultura de su pedestal y pongamos en su lugar a las personas.
- Los libros de texto son el brazo armado del currículum. Me remito entonces al primer punto
- A principios del siglo veinte no sabía leer más de un veinte por ciento de la población y tras la guerra civil las cifras no eran mucho mejores. Inventarse una arcadia lectora de nuestros padres en el pasado que se opone a un presente audiovisual es faltar a la verdad. La lectura es cosa de minorías y siempre ha sido así. En mi experiencia como enseñante siempre tuve en cada clase a un cinco por ciento (normalmente algo menos) de estudiantes con la suficiente madurez e inteligencia como para apreciarla y aprovechar todo lo que, en general, la educación que recibían podía darles. El resto (llámenme elitista si quieren pero es la realidad) son carne fresca abierta en canal para disfrute de creativos publicitarios, políticos que simplifican lo suficiente la realidad para así hacérsela comestible, predicadores religiosos, profesores que hablan de cultura intelectual cuando esta, si lo es, no admite adjetivos…
2012-06-29 16:32
Muy interesante, Marcos. Estoy deseando leer las muchas dudas. En cuanto a las certezas, qué quieres, estoy de acuerdo con casi todas: el sistema falla desde el principio; los libros de texto son una lacra. Yo debí de tener mucha suerte (en algunas cosas) porque el libro de texto era un sitio donde aclarar o ampliar (la cultura a través de la escritura y la lectura) y estaba en la biblioteca del aula; lo fundamental se explicaba: el profesor lo explicaba y los alumnos tomábamos apuntes (la cultura a través de la clase magistral y la escritura), desde pequeñitos, sí, que es como se aprende.
Mis hijas, hoy en día, subrayan los libros de texto donde dice el profesor, o los profesores dictan (madremía). Así, no llegarían bien preparadas a la universidad a no ser que lean y lean y sepan discernir qué es lo fundamental, qué lo secundario, qué no es importante, qué es conclusión, qué opinión.
En lo tocante a las nuevas (o viejas) tecnologías, creo que sí están configurando nuevas formas de adentrarse en la cultura; no sólo lo que reciben en tanto que son nativos digitales (por fin sí) sino también lo que los profesores ponen a su alcance (como Joselu o Antonio, etc.). No sé hasta qué punto lo uno anula lo otro, pero, claramente, los que se desenvuelvan en los dos accesos al mismo mundo serán los que mejor preparados estén.
La reflexión que exige la lectura lineal (en papel o en digital) creo que es fundamental para la educación. El hipertexto es genial siempre y cuando un alumno pueda mantener una navegación coherente y no se deje llevar por la necesidad de ir a lo accesorio tanto que pierda de vista lo imprescindible.
La literatura, si está o no vigente. Pues no lo sé, la verdad; pero creo que sin literatura no se sabrá disfrutar de lo mejor de la vida, que no es toda literaria, pero que no es toda audiovisual y corta, como parece que algunos adolescentes creen.
Un beso. Ana
2012-06-29 18:21
…a ver si lo he entendido bien: usted tiene la certeza de que el sistema falla, el currículum es inabarcable y truca la enseñanza, la literatura no interesa a sus superiores en el ministerio ni a sus “inferiores” en la clase (a la sazón, sus alumnos), los libros de texto son una lacra… ¿Cuales son entonces sus dudas? ¿si le gusta la profesión? ¿si cree que merece la pena?…
Si sus únicas certezas son tan negativas usted necesita muchos ánimos para su trabajo pero me temo que, si estos no nacen de su interior, ni yo ni nadie se los puede dar. La lectura y la literatura es en última instancia un asunto de enamoramientos y nadie se enamora de nadie ni de nada porque un profesor se lo diga. Este solo lo consigue con aquellos que le lleguen ya “pre-enamorados” de lo que corresponda en cada caso. Todos tenemos experiencias de tal o cual profesor que, aparentemente, nos descubrió tal y cual cosa y gracias a él pasó a formar parte de nuestro corazón para siempre pero el solo se limitó a encender la chispa de algo que nació ya con nosotros, listo para arder.
No por ser modernos (es decir, hijos de la modernindad) y tener ya unas cuantas lecturas acumuladas dejamos de tener prejuicios, ideas equivocadas… Una de las suyas parece clara: espera de la realidad mucho más de lo que esta le puede dar. Con ello usted mismo se condena a mantener como unica certeza de su profesión, quien sabe durante cuanto tiempo más, que todo es un desastre y no se va a ninguna parte.
Suerte y ánimo entonces
2012-06-30 14:04
Bueno, Andrés, yo sólo he planteado mis escasas certezas (las dudas para el siguiente artículo), pero no creo que esas certezas signifiquen mi desesperanza… incluso diría que la desesperanza es la suya y sus perspectivas de lo que la realidad puede ofrecer.
Yo me lo paso bien dando clase (generalmente), lo que no significa que piense que todo esto funciona bastante mal y haya mucho que mejorar (yo, y todo).
Saludos
2012-06-30 18:48
Hace tiempo que dejé la enseñanza como para estar todavía desesperanzado. También me lo pasaba bien, como usted, pero prefiero quemarme las pestañas leyendo y escribiendo y no que me las quemen los adolescentes.
Usted mantiene un tono negativo desde el principio hasta el final pero, según cuenta ahora, es solo una muestra de su espíritu crítico, ¿no?. Por mí perfecto, desde luego no le voy a decir cómo se siente o se deja de sentir, allá usted pero cuando alguien se pone a hablar de sus certezas en la profesión y lo único que le salen son críticas… blanco y en botella.
Esos cinco puntos son básicamente una serie de tópicos y medias verdades escritos para disfrute suyo y de las muchas Ana Lorenzo que intuyo visitan esta web. Si encuentra a alguien que cuente lo bien que va el sistema desde la edad más temprana, lo acertado que es el currículum, lo útiles que son los libros de texto… escríbame por favor (quedan excluídos por supuesto los funcionarios del ministerio en horas de trabajo) ya tiene mi email. Las almas ilusas son mi debilidad pero no encuentro nunca ninguna, solo veo alrededor gente sensata y machadianamente buena como seguro que es usted (al menos lo primero sí que lo es), quejándose de lo mal que están las cosas (perdón, quería decir… planteando sus certezas por escrito. En qué estaría yo pensando) e hilvanando en su rinconcito de especialista la tela de araña que le haya tocado en suerte.
2012-07-03 19:48
Para Andrés (comentario n.º 10): Creo que soy la única Ana Lorenzo que frecuenta este sitio web (aunque creo que hay muchas anaslorenzo por ahí en la www); bastante lógico que lo frecuente, puesto que he colaborado con LdN cuando he podido y uno suele visitar los sitios que le interesan y no suele colaborar con los que no.
Habla usted de que las cinco certezas de Marcos «son básicamente una serie de tópicos y medias verdades […]» pero yo creo que no y voy a ir punto por punto:
1. El currículo es inabarcable desde que lengua y literatura conforman una única asignatura a la que, encima, se le dejan menos horas.
2. El sistema falla desde la edad más temprana; hasta hace poco —y aun hoy algunos lo mantienen— se decía que fallaba la ESO y, como consecuencia, el Bachillerato, pero nadie metía Primaria e Infantil en el déficit educativo.
3. La muerte de la literatura en la sociedad actual y, específicamente, en la enseñanza es un tema comenzó a plasmarse a finales del curso pasado y que colea mucho en este curso.
4. A las editoriales de libros de texto nadie les ha cantado las cuarenta: les hemos aguantado que un redactor pusiera por escrito —a partir de un texto deslabazado y, como corresponde a quien mucho abarca, que poco aprieta— una asignatura adecuándola, de aquella manera, claro, a cada nivel de enseñanza; que tuvieran erratas que interfieren en el aprendizaje del alumno (como poner un subjuntivo en vez de un imperativo, fíjese usted); que cambien cada año la paginación o el título de la serie o lo que sea sin aportar nada nuevo exclusivamente para vender más libros; etcétera.
5. La reivindicación de la obsolescencia de la lectura (y de la literatura, por lo tanto) en generaciones que aprenden de forma audiovisual es, tristemente (puesto que la lectura para mí es fundamental), una novedad de este curso; la teoría se puede remontar al pasado curso.
No veo que unas ideas novedosas —aunque tengan sus ecos en internet— y unas circunstancias específicas sean «tópicos y medias verdades»: es un oxímoron, desde luego.
Desde la cortesía, le pregunto por su experiencia, porque lo de las pestañas quemadas no sé si apunta a que ha vivido la enseñanza como un placer o como un infierno. Por eso me hace gracia que tilde a Marcos Taracido de quejica, cuando sé que lo que está haciendo es reflexionar sobre la educación que tenemos hoy en día, cosa muy buena y que otros profesores hacen habitualmente: vaya usted, si le interesa, a Profesor en la Secundaria y a muchos de los enlaces que tiene Joselu en su blog, como Antonio en Repaso de lengua Lu en A pie de aula y tendrá una idea de por dónde van los tiros en estos años.
Un saludo. Ana
2012-07-06 12:50
Para Ana Lorenzo
1- El currículo es inabarcable porque la literatura en sí misma es inabarcable y no se puede sujetar con los correajes de ningún plan de estudios. Si además, como bien recuerda, las decisiones del ministerio están equivocadas, peor que peor.
2- Si el sistema falla desde la edad más temprana, ¿qué hacía cuando los índices de lectura, escolarización… hace tan solo unas pocas décadas, eran mucho peores que los que hay ahora? Decir que falla es suponer que existe un sistema educativo sin fallos (es decir, perfecto, ahí es nada) en alguna parte por ahí pero no hemos sabido o podido encontrarlo. Toda educación falla y lo único que podemos decir es que unas lo hacen más que otras
3- ¿La muerte de la literatura comenzó a plasmarse a finales del curso pasado?… Decir algo así me parece ridículo. Menos mal que a la literatura no la mata nadie pero si así ocurriese, me imagino que usted irá rauda a dar un curso al respecto.
4- Lo que menciona sobre los libros de texto es un problema industrial, de fallos evidentes del producto final y malas prácticas de esas compañías. Todo buen profesor sería capaz de compensar de sobra esas carencias y, en última instancia, el verdadero “libro de texto” de la literatura lo escribió hace mucho Cervantes, Quevedo, García Márquez, Borges…
5- ¿La reivindicación de la obsolescencia de la lectura es una novedad de este curso? Yo llevo décadas oyendo esto pero parece que para usted todo sucedió el año pasado. La lectura es fundamental pero, como decía un Rafael más arriba, solo para los lectores. Más de la mitad de la población no lee pero los salvadores literarios de su alma no quieren darse cuenta que además de no leer, tampoco lo echan de menos. Dejemos entonces las moralinas.
Yo enseñé dos años en un instituto y fue de veras un placer pero un placer que quema mucho y por el cual me tocaría pagar caro no muchos años después. Es mejor dejarlo antes de que eso ocurra. Nunca dije que el señor Taracido sea un quejica, no ponga en mi boca entonces cosas que yo no he dicho. Entiendo simplemente que ustedes deberían ampliar su mirada porque ni la realidad ni la vida se desarrolla y desdobla de curso en curso sino que es un continuo con unas características que se dejan ver mejor si se usan unidades temporales mucho más amplias.