TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.
1. No, la inspiración no es un invento romántico: existe, y su identidad es la de un latigazo, una explosión en las neuronas, una imagen, una escena o una metáfora que se te instalan como una aparición en el cerebro, y puedes verlas. Yo creo en las musas.
2. A veces ves a las musas colocándote la inquietud en el cerebro, robando la idea de eso que estás leyendo o viendo o escuchando e incrustándotelo en tu conciencia creadora, para ti, te dicen, todo tuyo. Y a veces no, en ocasiones solamente aparece, tu conducías o lavabas los platos y de repente percibes que acaban de abandonar algo en tus dominios mentales, como quien tira un perro por encima de la verja y te cede toda la responsabilidad de su futuro.
3. Claro, mi afirmación tiene trampa: yo creo que esas iluminaciones no son fortuitas, no son el regalo de un benefactor anónimo, sino fruto del incesante trabajo subconsciente, un quehacer incansable de nuestros máquinas creadoras que nos hacen visible de vez en cuando sus hallazgos, como un código silente que se teje y emerge sólo cuando la ecuación fue resuelta. Las musas premian, en fin, el trabajo.
4. Así que pienso que eso de que la inspiración te pille escribiendo es una patraña. Yo he pasado horas sentado delante del teclado esperando, como un estreñido crónico en el váter. Matizo, pues: en mi caso es una patraña, y eso quizás explique mi incapacidad para determinados tipos de ficciones, supongo que aquellas en que uno puede imponerse un horario de oficina para rellenar tramas y escenarios, sin esperar al influjo de las ninfas. Pero para la idea, el giro necesario, la imagen que resume 30 párrafos, el germen y matriz de otras creaciones, para todo eso, cree en las musas.