TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.
1. Soy un feliz poseedor de un iPad. Y sí, es cierto, soy víctima no inocente de todo el hype que rodea a la empresa de Steve Jobs, y desde el mismo anuncio del dispositivo empecé a ser feliz. Sin embargo, aguanté y no lo compré inmediatamente. Llegó un momento en que tuve que decidirme entre comprar un portátil o la tableta de Apple, y tras mucho meditar y sin estar absolutamente seguro de lo acertado de la decisión, me dejé llevar por la promesa de paraíso y opté por el supercacharro tecnológico.
2. Y acerté plenamente. El iPad no es un juguete, ni un capricho (no al menos para mí), sino una herramienta poderosísima que aglutina, y muchas veces mejora, varios aparatos surgidos en los últimos tiempos, aportando movilidad, usabilidad y, por qué no decirlo, atractivo estético: sí, hay cosas que las hace cualquier otro gadget, pero menos bonito.
3. Apenas hay cosas que un ordenador portátil pueda hacer y un iPad no, entendiendo el primero como un apoyo móvil de un ordenador de sobremesa. Pero además hay muchas cosas para las que el iPad es mucho más útil y versátil que un laptop: es un ebook, con variados programas lectores, aplicaciones específicas de editoras o librerías, y una pantalla generosa en tamaño y calidad; es un reproductor mp3 de calidad notable; es una consola de videojuegos, unos que renuncian a la espectacularidad de las grandes consolas, pero que exploran las posibilidades de la pantalla táctil. Y es eso: la tactilidad y su movilidad y tamaño y manejo intuitivo los que aportan una experiencia nueva y llena de posibilidades en todos los terrenos.
4. Pero hay un problema, y no es tanto que Apple sea un sistema cerrado, privativo, sino que la deriva actual del software para tecnología móvil obliga a una programación exclusiva para cada sistema, lo que multiplica los esfuerzos de los productores y creadores. Me explico: una editorial que quiera volcar al iPad un libro de texto tendrá que diseñarlo exclusivamente para él, para sus especificaciones y particularidades, y tendrá que hacer otro para Android, el sistema operativo de Google, y otro para… El caso del libro es especialmente llamativo, pues en lugar de aprovechar un estándar como pueda ser el epub, o incluso el PDF, se tiende a editar libros exclusivamente para el iPad: si esto se hiciese para aprovechar todas las posibilidades táctiles, visuales o auditivas del artilugio estaría bien aprovechado, pero parece que salvo excepciones se limitan a seguir el formato de cualquier libro clásico. Y en cualquier caso, por atractivo que sea el formato, es publicar para los usuarios de un aparato, y para nadie más.
5. Esto me hace volver sobre el libro-web: ¿no será este el verdadero futuro? Cualquier tableta de las que están surgiendo tiene acceso a internet y una pantalla lo suficientemente grande como para que casi cualquier página web se vea aceptablemente. La tecnología web, además, permite un variado uso multimedia y en ese sentido el HTML 5 parece favorecer ese camino hacia la integración de formatos y medios. Y ese sí sería un modo de acceso universal, abierto, accesible y libre de la atadura que conlleva editar para un pequeño nicho de privilegiados.
2011-05-05 10:34
Yo creo que el error está en hacer aplicaciones específicas para albergar un libro. ¿Por qué se hace esto? Para evitar la circulación del archivo, claramente. Es decir, es una especie de DRM encapsulado. Estoy seguro de que dentro de la aplicación no hay más que un epub, o un pdf, que se empotra en un lector y se vende como aplicación.
Curiosamente así la cultura de transforma en software, para el que, según nuestra legislación, no hay copia privada, de modo que copiarlo es delito, una vez abandonado el velo de la cultura.
Volver a la web nos llevaría de vuelta a la cultura, para horror de la industria, pero eso sería lo mismo que volver al epub o al pdf.
Es la lucha de la tecnología contra la tecnología…
2011-05-05 14:02
Interesante conocer tu opinón. Sin embargo, en mi caso, si de leer textos extensos se trata prefiero la tinta electrónica.
Por otro lado admiro los productos de la gama profesional de Apple, pero su cacharería destinada al consumo masivo me produce nauseas.
2011-05-05 17:29
Las aplicaciones específicas para libros tendrían sentido si aprovechasen las especificaciones de la tableta, pero en general no lo hace.
Cayetano, no entiendo (declaración de ignorancia) la distinción que haces entre gama profesional y y cacharrería.
Saludos
2011-05-05 18:24
Es decir, para esto sí tiene sentido hacer una aplicación exclusiva para un aparato.
2011-05-05 22:15
Aunque ahora parece que al HTML 5 le quedan dos telediarios
2011-05-05 22:51
Me refería a esto Linea profesional conocía muy bien la línea PowerBook (una maravilla) pero hace poco vi, en un estudio de fotografía, el MacBook Pro y era impresionante.
Lo que quiero decir es que los productos de línea de consumo de Apple cada vez tienen una vida más corta. Es, en mi opinión, un planteamiento irracional, aunque muy rentable para Apple.
Resumo: Soy partidario de hacer dispositivos de lectura (hard y soft) que hagan una sola cosa y la hagan bien, además de ser robustos y duraderos. Los productos de consumo de Apple están diseñados para esclavizar a sus usuarios (fidelizar que dicen). etc.
2011-05-05 23:17
Acabo de leerlo en mis feeds: Todo un clásico: Exponen el trato ‘inhumano’ al que someten a los trabajadores chinos que fabrican iPads y iPhones Y que conste que mi equipo de sobremesa está fabricado (ensamblado) hace 6 años en Irlanda donde los currelas no han sido tratados mucho mejor :-(