TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.
1. Me acerqué a El arte de volar (edicions del ponent, 2010) sin idea alguna sobre su trama, nada más que llevado por ecos y elogios y premios. El título me había construído la imagen de un cómic más poético que narrativo: por eso mi primer contacto, el de abrirlo y pasar las páginas ojeándolo, me causó una decepción difusa, creo que por su aparente aspecto de narración tradicional y dibujo clásico y realista. Lastrado quizás por el prejuicio tardé bastantes páginas en admitir que me encontraba ante una gran obra que superaba su concesión al realismo narrativo con muhos recursos formales y de contenido.
2. La metáfora del vuelo, el suicidio, la muerte. Este libro es un monumento a la derrota. Este libro consigue, a través de esa metáfora, convertir el más absoluto fracaso en un deje de viento agradable y esperanzador. Porque de eso trata esta historia: del fracaso personal como paradigma del fracaso de toda una generación, aplastada por la realidad más cruel y nada anónima. Y del peor de los fracasos: el de quien derrotado una vez se levanta y vuelve a intentarlo para volver a ser aplastado, y renace, y lo revientan y renace y lo revientan hasta el vuelo. Una mistura del Fénix y de Sísifo, y de la osadía de Dédalo castigada por los dioses, siempre los dioses.
3. El guión consigue algo muy complicado en una trama de aventuras tan variadas y distintas: que todas las partes resulten igual de interesantes y atractivas; incluso el final, más previsible y trillado —incluso por la cercanía del Arrugas de Paco Roca— consigue una tensión que a mí me gusta aglutinar en un elemento aparentemente menor: la fisicidad realista de la paranoia o la angustia del viejo en ese topo que le roe el pecho.
4. No me convencen los argumentos que da Antonio Altarriba en el epílogo para explicar por qué un cómic y no una novela, su primera opción cuando decidió dar forma a la historia. No creo que haya formatos más adecuados que otros: El arte de volar podría haber sido igualmente una gran novela: sí creo en las convicciones de los autores, y a él la apuesta le salió redonda.
5. El arte de volar es también un libro de historia, y uno que pone de manifiesto el largo y pesado silencio que sobre la guerra y la posguerra se impuso. Está por escribir la historia de los españoles que se exiliaron en plena contienda a Francia y el modo en que les recibieron los franceses: saltar a un lado para evitar el precipicio y caer en un pantano lleno de culebras.
6. ¿Y la labor de Kim? No me atrevo a definirme mucho, siento que me faltan conocimientos o experiencia para hacerlo. Alude Altarriba a su empeño en abordar la historia desde un dibujo realista y la decisión creo que fue correcta. Y su trabajo, sin duda de gran envergadura, pues no sólo están los procesos de documentación y ambientación de época, sino el paso del tiempo por los personajes. Yo diría que es perfecto en los planos generales, paisajes y composiciones corales y que le cuesta más prefilar con acierto los primeros planos. Y creo que, paradógicamente, cuando su trazo alcanza mayor belleza es en las escenas oníricas, donde a la fuerza el realismo se deslíe y difumina.