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Textos del cuervo por Marcos Taracido

TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.

Que toda la vida es sueño

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
Calderón de la Barca, La vida es sueño

Rick Deckard (Blade Runner, 1982) sueña con unicornios y duda de su entorno, la realidad, sus recuerdos quizás sean como los de los replicantes, un implante para concederles un pasado. Entonces un detective sinuoso abandona sobre la mesa ese caballo de papel con un cuerno en la frente, el hermoso hilo que teje para nosotros la vida de un androide que ignora su realidad y cree en un pasado ficticio.

Ese origami es el trompo con que Dom Cobb distingue la realidad del sueño, o cree hacerlo, y es el elemento más hermoso de Inception (Christopher Nolan, 2010), una quimera que rueda infinitamente en la ficción, pero termina cayendo en nuestro mundo, el pellizco consciente que nos despierta y nos convence de que sí, la pesadilla es cierta y no hay posibilidad de despertarse porque no estás dormido.

Inception es una película imperfecta, que necesita más metraje y abre demasiadas puertas que ni cierra ni parecen poder cerrarse, pero, más allá de su impactante belleza visual, tiene la inmensa virtud de recoger numerosos tópicos artísticos y amalgamarlos con nuestra experiencia del mundo, y generar así una hermosa metáfora de nuestra realidad desleída, brumosa, de cuya existencia dudaba Deckard, duda Cobb (y Mal, claro, como la duda radical) y había dudado ya Segismundo, como nosotros.

(Otro de los grandes logros de la película es su punto de partida: la poderosa metáfora que supone el hecho de que insertando una sola idea en una persona su futuro puede cambiar radicalmente; como acertado es que esa idea, esa misión, no suponga modificar la conducta de un presidente todopoderoso para salvar al mundo, aunque una frase débil se le escape a Saito en la película en esa dirección)

Marcos Taracido | 12 de agosto de 2010

Comentarios

  1. Alvy Singer
    2010-08-12 19:09

    Absolutely agree. Hay tanta tela que cortar…

  2. Ana Lorenzo
    2010-08-14 12:35

    Preciosos texto, Marcos. Y muy buena la asociación de imágenes en tu blog, Alvy.
    Inception a mí me al principio me dejó perpleja por lo poco acertada que me pareció recreando sueños: los sueños, lúcidos o no, son mucho más complicados e incoherentes, pensé; pero salvado ese obstáculo y pensando en la consciencia / la inconsciencia, el subconsciente, la realidad / la ficción…, la verdad es que me fui congraciando con la película y, al final, me fascinó, tras leer interpretaciones como las vuestras. Creo que volveré a verla :-)
    Un beso.

  3. Marcos
    2010-08-14 14:28

    Y es precisamente el hecho de que haya tanta tela que cortar lo que por si sólo habla bien de la película; he leído algunas críticas negativas… que tienen razón en casi todo, ¿y qué? La película sigue siendo fascinante.

    Ana, yo también pensé lo que dices de la estructura caótica de los sueños, pero la clave está en los arquitectos, Cobb primero y Ariadne después. Y además, por los subconscientes entrenados de quienes sueñan. Creo que eso sí es coherente.

    Saludos


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