TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.
El estilo barroco, el clásico, el que comienza en la Europa del siglo XVI y en algunos sitios llega hasta el XVIII, crea una etapa fascinante en todas las artes, de obras que optan por lo angosto, los contrastes, la hipérbole y la profusión: de sonidos, de semas, de símbolos. Como toda corriente poderosa, ya ningún estilo posterior pudo obviar el Barroco, y cualquier creación contemporánea lleva dentro partes más o menos intensas de aquellas innovaciones del Renacimiento tardío. Además, la historia es cíclica y los contextos históricos en los que crecen los movimientos artísticos se repiten en sus líneas esenciales, y es probable que actualmente estemos inmersos en un proceso similar en muchos aspectos al convulso Siglo de Oro español. El caso es que voy a analizar sin rigor alguno tres canciones contemporáneas, paradigmas de la música de sus grupos respectivos, y que considero puede adjetivarse como barrocas, salvando las distancias que se quieran y aplicándoles las características con que comienzo este texto.
U2, Bjork y Radiohead son tres grupos barrocos, aunque con diferencias importantes en cómo afrontan ese barroquismo. Trataré de explicarlo (los enlaces apuntan a Spotify):
All I want is you – U2
Se trata de un barroco endocéntrico en el que todos lo elementos apuntan en la misma dirección: se comienza con austeridad, una voz y un instrumento que poco a poco va creciendo en volumen y al que van sumándose multitud de líneas de sonido de diferente cuerpo pero con la misma dirección hasta llegar a un climax en el que absolutamente todos son uno solo y la voz de Bono apenas sobresale, como un ahogado que de vez en cuando bracease en superficie antes de fundirse con el agua.
All is full of love – Bjork
Bjork es un caos con apariencia de caos, como su propia voz. Pocas músicas actuales tienen una riqueza tan inmensa de sonidos, de tonos, una polifonía tan profusa e imaginativa… y tan dispersa y desmañada: a la melodía entonada por la artista se van sumando trazos, apuntes, extraños acordes, ruidos acompasados, como una selva que despierta o un río que va perdiendo su caudal en decenas de afluentes que lo desangran.
Paranoid Android – Radiohead
La música de Radiohead, como la de Bjork, es exocéntrica: sus múltiples sentidos lejos de concentrarse en reforzar la idea principal apuntan en todas direcciones, inician múltiples caminos alternativos, paralelos, perpendiculares, contrarios a veces, abismales otras. Si en Bjork hay un leitmotiv que es asaltado como una diligencia por los indios, la banda inglesa va en canoa por unos rápidos zigzagueantes y sinuosos, y a cada recodo cambia el rumbo y se lanza a una cascada, se rompe contra unas rocas e inicia de nuevo improvisando otra balsa con los restos, y todo mientras son picoteados por pájaros, mordidos por peces y bombardeados por las rocas que caen de los promontorios.
A riesgo de caer yo mismo en el abismo, dejaré una odiosa comparación anacrónica e interdisciplinar: las diferencias estilísticas entre estas tres músicas tienen un correlativo (lleno de peros y matices) en tres poetas barrocos: Lope de Vega (U2), Quevedo (Bjork) y Góngora (Radiohead), aunque en estos, como aquellos, no son pocas las veces que se mezclan los estilos y confluyen.
2010-03-25 16:53
Im-pre-sio-nan-te.