Las dos novelas las leí en formato digital; la primera me la envió el autor y la segunda la encontré de pura casualidad, en formato PDF acompañado de un comentario elogioso y que picó mi curiosidad. Jamás habría leído ninguna de las dos si hubiese tenido que comprarlas en papel por la sencilla razón de que lo que conocía (o desconocía) de ellas no me atraía lo suficiente. Pero de este modo tuve la oportunidad de leerlas, y disfruté ambas, y ahora estoy en condiciones de regalar la edición en papel a tantas personas como crea que puedan gustarles.

Por cierto, las dos novelas son de género, aunque no podría decir a cuál pertenecen. Parece que la segunda bien podría ubicarse en el fantástico, aunque en ciertos aspectos lo trasciende. Pero sí son «de género» en el sentido de que ambas necesitan lectores abiertos a determinadas tramas, escenografías o efectos, lectores del gremio, hábiles en reconocer y aceptar presupuestos ajenos al lector estándar.

Lujoyglamour.net (Bubok / El País, 2009) es una novela de género, aunque este sea uno todavía sin perfiles o apenas apuntado. Y lo es porque tanto el eje de la trama como sus recursos son un guiño a geeks y demás internautas 2.0. Supongo que no me aventuro si afirmo que Lujoyglamour.net es la primera o una de las primeras novelas en castellano en las que internet forma parte intrínseca de su estructura y armazón, y tanto la trama como la forma giran en torno a las bitácoras, los chat y la cultura tecnológico-informática. No se trata simplemente de que el argumento, el leitmotiv, esté directamente relacionado con la red y la blogosfera (el protagonista es contratado para hacerse pasar por un experto en el mundo del glamour y el lujo que vuelque sus experiencias en una bitácora) sino que el formato de los post, los chat o los TODOs se engarza para ser parte fundamental del libro. De hecho, y este es el problema del texto de J. J. Merelo, estos recursos ahogan la trama principal, débil frente al despliegue de humor (hay mucho de parodia) que convierte la lectura en realmente divertida. De hecho, el personaje más logrado es Niki, el friki-geek que todo cibernauta que se precie reconocerá al instante. El tiempo dirá si esa sonrisa perenne es de complicidad, y por lo tanto contextual y caduca con el tiempo, o no. [Diré lo que sigue, aunque a mí mismo me resulta extraño: no entiendo por qué, pero la novela de Merelo me recuerda a las historias de Tintín]

La piel fría (Edhasa, 2005) es una novela extraña. No desvelaré nada de su trama, porque a poco que dijese dañaría la lectura del que se vaya a lanzar a sus páginas. El primer capítulo engancha, aún circunscribiéndose en tópicos varios de la novela de aventuras tradicional. El segundo irrita, y por un instante casi abandono la lectura, pues da la sensación de que demasiado pronto se desvela lo planteado al inicio. Sin embargo, vuelve a pegarse uno a las letras durante toda la parte central, y cuando empieza a pensarse que la situación se alarga demasiado, la novela de terror comienza un giro insospechado que le da un peso, una espesura, importante. Porque Sánchez Piñol fue ambicioso y va mucho más allá del susto o la aventura y plantea dilemas y cuestiones apasionantes. No es, el antropólogo catalán, un narrador brillante; peca su prosa de demasiados recursos tópicos y le falta profundidad, pero la poderosísima imaginación de su trama me hizo disfrutar con el entusiasmo juvenil que no recuerdo haber sentido desde las obras de Julio Verne.