TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.
Hubo un tiempo en que los rayos ni siquiera eran dioses, sino misterios que extendían el pavor por la oscuridad de sus respuestas. Hubo un tiempo en que apropiarse de la ingravidez de los pájaros no llegaba a la condición de la quimera. Ni se soñaba con atrapar los sonidos y difundirlos en un pequeño aparato, como si cupiese un trueno en un puño y se soltase a voluntad; imposible imaginar siquiera grabar la realidad en una hoja, dotar de inmovilidad a los espejos. Nuestro horizonte desconocía las moléculas, y la yesca y las cuadernas eran el único modo aprehensible para afrentar al frío o quebrar la noche.
Parace absurdo así negar la posibilidad de aquello que apenas conocemos: el don de la invisibilidad, la transportación ubícua de nuestro cuerpo, vencer como en cuadriga a una molécula de luz, dotar de amor a un puñado de silicio. Mientras llegan o se esfuman nos queda fabular, dejar que la ficción alcance y conquiste aquellos territorios tan ignotos que producen espanto; dejar que, como siempre, la ficción se ocupe de enviar avanzados que consignen el terreno y lo describan para que cuando lleguen los otros tengan mapas que eviten despeñarse en el abismo.
2009-01-08 11:01
Un texto precioso. A mí siempre me gusta pensar que no podemos imaginar lo que ni siquiera podemos imaginar.
2009-01-08 14:26
Un texto muy sugerente. En todo caso, ¿es posible que después de tanto camino recorrido estemos perdiendo la capacidad de asombro ante los adelantos científicos y tecnológicos? Da la sensación de que los avances que nos plantea la ciencia ficción ya no nos resultan tan sorprendentes como antes. Cada vez más, los futuros ficticios que plantean la literatura y el cine tienen mucho de posibilidad tecnológica y poco de maravilla. Puede que para buscar lo maravilloso, lo imposible, la estrictamente inverosímil, recurramos más a la literatura o el cine fantástico. No sé, podría ser interesante hacer una comparación entre literatura de ciencia ficción (que busca una cierta verosimilitud, aunque sea impostada) y literatura fantástica (que no pone cortapisa alguna para la imaginación) como vías alternativas para dar forma a lo inexistente.
2009-01-08 19:18
Un texto precioso, sí.
También me gustan los mapas y las quimeras que otros soñaron para ver cómo aún las soñamos, y algunas veces constatar que a pesar de los límites y los avisos, nos despeñamos.
Un beso.