TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.
La escritura es un excremento libresco, una excrecencia purulenta de letras de otras hojas, un residuo, una protuberancia del cerebro tanto más grande cuanto más se lee. Mi ficción se alimenta de las otras ficciones, que se digieren siempre demasiado hasta que apenas queda un pequeño naufragio. No todo nutre de igual modo, y algunos libros que quizás uno nunca hubiera debido leer, desaparecen en el aparato creador sin dejar rastro; algunos, los menos, los rechaza el sistema y son vomitados tan pronto como tocan las glándulas gustativas. Pero incluso los ácidos pueden ser aditivos.
La falta de lectura es un campo baldío; cuando no leo, me apago poco a poco, como la inanición derrotaría a un cíclope, y siento un peso y un bochorno, un desaliento parecido a como imagino que siente un muñón la ausencia de la mano. Pero si retomo la lectura acuden todos los pájaros y se llena el aire de plumones suspensos y graznidos.
Por eso la lectura es una ortopedia, un artilugio aleado a alguna parte del cerebro que ayuda y puja, y allí donde se alisaban las texturas surge un bulto que quizás explote y mane hidromiel, o barreduras.
[Este texto tiene un admirado padre (no ha llegado al plagio por pudor) en el de Alberto Majoral cuyo título he parafraseado: Se es lo que se come. Ese artículo se publicó en la revista Almacén, pero ofrezco una url alternativa porque la revista está temporalmente offline, por problemas técnicos que espero pronto se solventen. (Actualización: Los archivos de Almacén ya están otra vez en línea]
2008-10-17 11:57
Marcos, aparte de ser un escritor mágico (un juntaletras estupendo, diría uno que yo me sé), tú eres un letraferit; es una palabra catalana que me encanta. Escritores o no, “letra-heridos” o “tocados por las letras”, creo que existimos unos cuantos por el mundo: «[…] cuando no leo, me apago poco a poco […]. Pero si retomo la lectura acuden todos los pájaros y se llena el aire de plumones suspensos y graznidos.»
Gracias por el enlace al artículo de Alberto Majoral.
Un beso.