TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.
Viernes, 29 de febrero
Escucho en la radio que un diario estadounidense filtra la noticia de que el príncipe Harry de Inglaterra lleva diez semanas en Irak, asunto silenciado por la prensa inglesa tras un pacto con la Corona. Después veo la noticia en otros muchos medios tradicionales, y en todos ellos el tratamiento es de un asunto de sociedad, simpático, glamouroso. Ninguno llama la atención sobre el escándolo que supone que en una democracia la prensa lleve a cabo un pacto de silencio. Sólo encuentro dos posibles motivos: la prudencia o la ineptitud. La prudencia, por si ellos tuviesen que hacer lo mismo en el futuro, o ya lo hayan hecho; la ineptitud, si están ya tan adocenados en un periodismo superfluo e inocuo que son incapaces de distinguir dónde está la noticia.
Domingo, 2 de marzo
Leo en algún sitio que el próximo ocho de marzo, coincidiendo con el aniversario del nacimiento de Josep Pla, comenzará a publicarse una bitácora con el contenido completo, volcado día a día, del Quadern gris. Otro uso inteligente de una bitácora, pienso. En Inglaterra hace seis años que ya hicieron esto con los diarios de Samuel Pepys. Cojo el volumen de Destino que compré un día de optimismo desaforado (803 páginas de letra apretada) y comienzo a leer la primera entrada, de 1918, y me sorprende un tono que no esperaba:
«Como hay tanta gripe, han tenido que clausurar la Universidad. Desde entonces, mi hermano y yo vivimos en casa, en Palfrugell, con la familia. Somos dos estudiantes parados. A mi hermano, que es un gran aficionado al fútbol —a pesar de haberse roto ya un brazo y una pierna— lo veo solamente a las horas d ecomer. Él hace su vida. Yo voy tirando. No añoro Barcelona y menos la Universidad. La vida de pueblo, con los amigos que tengo aquí, me gusta.»
Martes, 4 de marzo
Cuando, corriendo, vadeo el riachuelo que anuncia que estoy llegando a casa, un aguilucho se sitúa a unos diez metros de mí y me acompaña planeando a ras de suelo durante unos pocos segundos. Después se eleva y se interna en un bosque de pinos jóvenes.
Domingo, 9 de marzo
Recibo un correo de Francisco Irazoki. Le contesto: «Qué curioso es el entramado invisible de las coincidencias: esta noche me desperté de madrugada y me dije que hoy, sin falta, tenía que escribirte para hablarte de Los hombres intermitentes, y al levantarme por la mañana encuentro tu correo.» Acabo de leer su libro, y le cuento cómo me interesa esa escritura sobre lo invisible, sobre las borduras, esa escritura de pájaros cuyas alas se parten en el aire sin remedio.
Voy a votar como quién cumple un castigo severo.
Martes, 11 de marzo
Releo algunos cuentos de Horacio Quiroga. Molesta, en muchos, la presencia del autor, torpe a mi modo de ver, casi infantil a veces. Sin embargo todo se le perdona por esa agilidad en la caracterización de los personajes, y la tenue pero constante perversión que obliga a imaginar la ropa interior bajo el uniforme, sin apenas darse cuenta. Y es de esos pocos autores cuya vida parece justificar cada una de las letras que escribe.