Mi memoria es torpe y retiene escasos recuerdos frescos de mi infancia, pero uno que se mantiene fuerte y alegre es el de la complicidad que se establecía entre mi hermano Nicolás y yo en torno a los Asterix. Teníamos toda la colección; empezaron regalándoselos a él y a mis otros hermanos y yo fui recibiendo los últimos ejemplares cumpleaños tras cumpleaños. La diferencia de edad —me lleva 6 años— dejaba pocos resquicios para juegos o aficciones compartidas, así que quizás por eso recuerde como un pequeño placer los requiebros y acertijos que intercambiábamos con los cómics de Uderzo y Goscinny como objeto. Recuerdo que nos asaltábamos el uno al otro, como en una celada sin sangre ni dinero, dejando caer la intervención de un diálogo de cualquiera de los aventuras de los galos para que el otro, si mostraba la valía suficiente, continuase con el siguiente fragmento sin variar ni una coma del original. Si nos cruzábamos en el pasillo, o él o yo entrábamos en la estancia que ocupaba el otro, alguno iniciaba la reyerta con la frase de alguna de las viñetas; ahora, muertas de vergüenza todas mis neuronas, sólo retengo uno breve y algo borroso, creo —sólo creo— que de La vuelta a la Galia,: y que gira en torno a un juego de palabras con un tipo de champán y un golpe a un romano: brut>brut>brutos.
Creo que le ha llegado la hora al cómic en lengua castellana y a las editoriales que los producen; es el momento de su expansión definitiva, de una eclosión de calidad y cantidad que lo acerquen al nivel de otros países europeos y que de una vez por todas lo equipare en todo al resto de las artes. Y es el momento porque se dan ahora toda una serie de circunstancias favorables que paso a enumerar:
- El mundo editorial que sustenta al tebeo ha crecido exponencialmente en los últimos años, no tanto quizás en número (recuerden el emblemático cierre de El Víbora en el 2004) como en calidad y profesionalidad de las editoriales, empresas que en muchos casos han dejado de ser sucursales de la Marvel para dar entrada y empuje a valores nacionales. El desembarco multitudinario del Manga (que, lo siento, no soporto) tiene también mucho que ver en esto. En consecuencia los precios se han abaratado, y comprarse un volumen de 200 páginas en tapa dura cuesta más o menos lo mismo que adquirir una novela.
- Los cómics son un arma decisiva en la iniciación a la lectura y en el mundo educativo en general, y las distintas entidades involucradas comienzan a darse cuenta. Tienen la impagable virtud de permitir, a través de las imágenes, hacer de puente que apacigua el miedo a la letra; un niño capturado en el hábito de los tebeos tiene sumamente fácil dar el salto al imperio de las palabras, sin que eso suponga abandonar el otro lado del río. Y la combinación de letra e ilustración lo convierten en un artefacto perfecto para abordar de un modo didáctico hechos históricos, biografías o adaptaciones de clásicos: recuerdo las Joyas Literarias Juveniles y cómo la lectura de tantos clásicos adaptados sólo me animó a leer los originales; y recuerdo también como me acercó a la vida de científicos e investigadores…
- Si internet supone una revolución para el mundo del libro en general, debiera serlo doblemente para el cómic en particular; su cualidad gráfica lo convierte en un candidato perfecto para aprovechar la pantalla del ordenador y la distribución en red. Los cómics eluden el handicap que supone la lectura en el ordenador: no es ya que su visualización sea mucho más agradecida que la de un texto extenso, sino que pueden hacerse adaptaciones sólo para el ordenador que se muestren como una presentación, con cada viñeta llenando la pantalla. Además, editoriales en general pequeñas como son la mayoría de las que producen historietas tienen en la red un vehículo perfecto para su difusión: las editoras pueden tener páginas dinámicas en las que muestren amplios extractos del libro, descargas, pagos ágiles y cantidades ingentes de información que ayuden al lector a decidirse.
- El cómic es un género joven al que se le permite un nivel de experimentación vedado a novelistas y poetas; Hacía muchos años que no me acercaba al cómic con asiduidad y profundidad, y estoy maravillado con la frescura, el atrevimiento y la variedad de las propuestas; se publican cosas que, emuladas en una novela, no pasarían la criba de la primera página del empleado de la editorial. Menos autocensura, más osadía y, al menos por ahora, la ventaja de no tener un aparataje crítico e histórico de clasificación y hortodoxia.
Cómprenlos en las tiendas (casi todas regentadas por auténticos especialistas que todavía no se han convertido en meros comerciantes), descárguenselos para leer en pantalla, escríban sus guines, dibujen sus viñetas, regálenlos, edítenlos, promuévanlos y disfruten de un género que, al menos por ahora, goza de un grado más de libertad que el resto.
2007-12-06 20:50
Marcos,
Creo que te gustará esta historia del “Cómic y la política”...
http://www.gutierrez-rubi.es/?p=141
Un abrazo
2007-12-06 22:33
Pues sí, interesante; entiendo que son dos acercamientos “políticos” distintos: el del “ciudadano” que utiliza el cómic como un modo de hacer “polis”, ciudadanía (caso, creo, de los ejemplos que pones de cómics musulmanes, o de El Jueves) y el del político profesional que usa el cómic como un modo de propaganda. En cualquier caso, ambos modos demuestran la fortaleza del género en su faceta didáctica.
Saludos
2007-12-07 13:13
La colección completa de Asterix. Aquello era para mí el no va más. Cuando íbamos a casa del tío J., mi hermano y yo admirábamos aquella hermosa biblioteca con la colección completa de Asterix y Tintín (puede que también estuviera Lucky Luke, no recuerdo bien). Y no era envidia, era simplemente admiración por aquella maravilla. La suerte que tenían mis primos. Tu artículo me ha hecho recordar esto y, por supuesto, las horas que pasaba leyendo aquella (también admirable) colección de Joyas Literarias… (Interesante enlace de taringa aunque, por ahora, sólo se ve en ¿el? caché de google).
Con relación a lo que dices de los cómics e internet y los ordenadores, resulta bastante cómodo leer cómics (sobre todo en el portátil). Mucho más que leer una novela, por ejemplo. Internet (y la biblioteca pública) me han ayudado muchísimo a encontrar tebeos de los que no tenía noticia alguna (ni la hubiera tenido nunca).
Por último, ya que citan a El Jueves, resulta un placer pasear por las páginas de Hermano Lobo puesto que han digitalizado los números de esta revista de 1972 a 1976. No sé si el enlace lo descubrí aquí en el libro de notas. Por si acaso, lo pego a continuación. A lo bruto porque no entiendo Textile:
http://www.hermanolobodigital.com/bcrono.php
Salud.
2007-12-08 14:39
La hora el tebeo de producción propia pasó, por desgracia. Viví los últimos intentos de elaborar un tebeo juvenil y adulto trabajando en Glénat, con Viñetas y con diversos comic-books de elaboración propia (Amura, p. ej.). Pese a su calidad, quedaron aplastados por el avance incesante del imperio manga, que cubre todas las demandas, de edada, temática y sexo (género), con el apoyo del anime.
Sin revistas juveniles hechas aquí (que desaparecieron con Bruguera) no hay futuro para un cómic adulto propio. El tebeo europeo pervive donde la producción se inicia con historietas para niños (álbumes y semanarios), sigue con tebeo juvenil y concluye con cómic adulto.
2007-12-09 17:26
No soy ningún experto, Silvia, pero me cuesta creer que sea así; la librería de cómics que visito dedica una estantería (de las 6 ó 7 que debe tener) al manga; los pocos cómics que salen en reseñas a periódicos y revistas suelen ser de producción europea o americana; y creo, sólo creo, que ahora mismo se apuesta más que nunca por la producción nacional en nuestra editoriales. Sí, es cierto que desaparecen las revistas, pero no estoy tan seguro de que se requiera el proceso que describes para aficionarse al cómic.
Saludos