TdC es un diario de lecturas, un viaje semanal por la cultura. Marcos Taracido es editor de Libro de notas. Escribió también las columnas El entomólogo, Jácaras y mogigangas y Leve historia del mundo [Libro en papel y pdf]. Ha publicado también el cómic Tratado del miedo. La cita es los jueves.
Dice Borges en el breve prólogo a La invención de Morel que no le parece «una hipérbole calificarla de perfecta». Creo en pocas cosas y una de ellas no es la perfección; estimo, además, que tampoco Borges es acólito de esa fe más que como una quimera deseable. Hay pues en esa frase un halago al amigo o una conformidad consigo mismo por lo mucho que discutió y releyó con Bioy los «pormenores de la trama», como quien advierte en un sobrino rasgos inefables de sus propios genes. Es cierto que el autor acierta a construir una maquinación fantástica con una solución impecable, verista y terráquea, pero hay algo en esa argucia que molesta, como si ese final viniese a estropear las portentosas expectativas y ventanas que se suceden página a página. Porque por lo demás, la novela es una magnífica reflexión sobre la ilusión, la consistencia de la realidad, la traslación y el sueño; una angustiosa parábola sobre la soledad, la sociedad y el amor. Y nada me impide calificarla de perfecta.
Brevísima relación de la destruición de las Indias, de Bartolomé de las Casas, en edición de André Saint-Lu, quién deja claro en el prólogo algo que uno sospecharía en cualquier caso: que en ocasiones el dominico hincha los datos, que su crónica peca por acumulación, que algunas de las depravaciones que narra no son testimonios de primera mano. Pero esa excepcionalidad aterra, pues significa que su historia es real y en su mayor parte exacta; no hay ficción cuando describe cómo los soldados españoles arrasaban los pueblos, alanceando todo cuanto se movía, purificando con fuego cada construcción, cogiendo a los bebés por las piernas y estrellando sus cabezas contra las rocas, apostando por ver quién era capaz de separar de un sólo tajo de la espada la cabeza del cuerpo. Torturando, violando, esclavizando. No es otra cosa la Brevísima que una descripción pormenorizada de la destrucción sistemática de una civilización. Y eso hay que saberlo. No es algo sustancialmente distinto a lo que hicieron los ingleses, los portugueses o, en su escala, los propios aztecas, pero hay que saberlo: no sólo para comprender mejor qué sucede hoy cuyo origen viene de las carabelas españolas, sino precisamente para saberse iguales a los otros, tristemente iguales a todos.
2007-08-16 13:07
Me guardo la Brevísima en bookmarks y te doy las gracias por la reseña. La conclusión, además, es genial.
En cuanto a la de La invención de Morel, me encanta encontrarme con una impresión como la que yo tuve al leerla, y que esté encerrada toda su complejidad en apenas un párrafo.
En fin, una gozada estas lecturas veraniegas.
2007-08-16 20:29
Marcos, creo que estás demasiado influenciado por lo que podríamos llamar vulgarmente “platonismo”. Yo creo que sí existen las obras perfectas. Es decir, que cuando las lees o las ves no tienes la impresión de que sobre nada o que falte nada. Eso no significa que existan otras posibilidades, que cambiando ligeramente o radicalmente algo la sensación no fuera la misma. Pero eso no serían más que metámeros, es decir, estímulos físicos diferentes pero que activan nuestros receptores de forma que llevan a percibir el mismo color. Otra cosa es qué obras considerar perfectas, que produzcan algo cercano al síndrome de Stendhal.
El libro de Bioy Casares lo leí hace tiempo y solo recuerdo que al final me decepcionó y que no está entre los que yo consideraría perfectos, pero es otro tema.
No tengo muy claro si los que decís que no existe una obra de arte perfecta es que notáis resquicios o que os parece excesivo dar ese calificativo a algo.
2007-08-17 02:53
Si lo que te interesa en el comentario es la historia por sí misma, entonces te equivocas. Las comparaciones entre masacres no tienen sentido; españoles, ingleses, incas, aztecas, es lo mismo. Pero lo interesante es que De las Casas es ejemplo de algo diametralmente opuesto: nada más y nada menos que el intento, desde un Estado, de abrir un debate sobre lo que ocurría para establecer un marco jurídico. En su tiempo fue tan avanzado que el mundo tuvo que esperar hasta el siglo XVIII, con la Ilustración, para que se crearan las bases de ese marco.
Por otra parte, es un hecho que De las Casas hinchó los datos. El único genocidio que se produjo en América fue el biológico, por las enfermedades nuevas que costaron la vida de decenas de millones de personas. Paradójicamente, los casos de exterminio sistemático de una etnia se llevaron a cabo después de las independencias, de forma notoria en Argentina y Uruguay, si descontamos lo sucedido con Paraguay. Pero es lógico que De las Casas exagerara para dar más fuerza a sus argumentos. Lo ilógico, y lo peligroso hasta cierto punto, es hacer extrapolaciones imposibles al presente. Nada de lo que ocurre hoy en América tiene que ver con aquello, sino con lo que se ha hecho y dejado de hacer en tiempos más recientes.
Javier
2007-08-18 00:20
María José: entiendo que una de las cualidades de la perfección es la unicidad: ¿qué pasaría si la novela de Bioy (o cualquier otra que tú consideres “perfecta”) se hubiese quemado y el autor se animase a escribirla de nuevo? Pasaría que escribiría otra, seguramente igual de “perfecta”, pero nunca igual a la anterior; más: en centenares de ocasiones durante el proceso de escritura Bioy habrá tenido que escoger entre varios opciones para una frase, para un evento: lo que yo no creo es que el que ha escogido sea el mejor, entendiéndolo como el único perfecto.
Por otro lado, esa perfección que tú aceptas, ¿es acronológica? Fijémonos en el Quijote: sólo me puede parecer perfecta si la leo como una obra del XVII, pues, por ejemplo, el gusto de Cervantes (y de su época) por el travestismo de las doncellas sólo podemos aceptarlo como una convención temporal que hoy jamás soportaríamos.
Entiéndeme: efectivamente, me parece excesivo el adjetivo, por todo lo anterior, lo cuál no significa en absoluto que sea escéptico ante cualquier obra y vea siempre defectos.
Saludos
2007-08-18 00:26
Javier: no sé si me has malinterpretado o yo me he expresado mal: lejos de comparar épocas y masacres, me interesaba que no se viese mi comentario como un ataque al españolismo sin más, pues casi todas las potencias (o las civilizaciones) hicieron más o menos las mismas cosas.
Y tampoco digo que haya genocidio, pero sí la destrucción de una civilización (o quizás más exactamente una megacivilización): no se buscaba mejorar la raza, no simplemente eliminarla: pero su utilización para beneficio económico les llevó a la destrucción, o a su comienzo al menos.
Y quizás haya por aquí algún lector más ducho en este tema que yo, pero sí creo que mucho de lo que sucede hoy en Américo tiene que ver con aquello; de hecho, todo tiene que ver con aquello, pues a partir de entonces cambió radicalmente la composición racial, social y política de toda la zona.
Saludos
2007-08-18 06:17
Totalmente de acuerdo con la primera parte de lo que dices. Pero cuidado con la segunda. Hay una mixtificación enorme con la historia de América, que es plantear la conquista (o descubrimiento o encontronazo o como queramos llamarlo) en clave españoles-indios. No es cierto. Los cuatro gatos españoles que estuvieron allí conquistaron el continente en poco tiempo porque la mayoría de los indios estában básicamente hasta las narices de aztecas, incas y demás. El ejemplo de Cortes es el más obvio, pero no el único. Fue recibido como libertador. Y no es una excepción.
En la última parte, en cambio, no estamos tan de acuerdo. Los americanos no son niños. Estamos hablando de situaciones de hace más de quinientos años en países que son independientes desde hace doscientos. A ningún español se le ocurriría decir no ya que la fuente de sus males está en el imperio romano o cartaginés, sino simplemente en la invasión francesa del XIX. Eso sería victimismo puro y duro, rallano en el ridículo. La pregunta no es cómo era el sistema colonial en el siglo XVI, sino cómo es posible que en algunos casos, tras dos siglos de independencia, se mantenga un sistema parecido. Y el problema y la solución son, exclusivamente, americanos. Nada que ver con Hernán Cortés y compañía.
Abrazos,
Javier
2007-08-18 17:11
Marcos, no sé muy bien a qué te refieres con la unicidad como condición necesaria para la perfección, pero con mi metáfora de los metámeros intentaba explicar lo que yo pienso con relación a esto. Quizá he explicado demasiado rápido el concepto. Dos metámeros son dos estímulos que son físicamente distintos, es decir, que están compuestos por diferentes longitudes de onda y en diferentes cantidades, pero que en el observador producen la misma percepción, sólo por métodos físico pueden verse las diferencias. Por lo que podría haber diferentes versiones de un obra y parecerme todas perfectas.
Sí, para mí la perfección de una obra de arte no tiene que ver con el momento en el que se escribe. Evidentemente hay obras que están demasiado pegadas a su época y en ese caso es más difícil que me parezcan perfectas, pero parte de la perfección consite en conseguir algo en cierto modo universal. Ya lo he dicho, pero yo leo las coplas de Jorge Manrique y las sigo viendo perfectas, más que las poesías de la experiencia que se supone que utilizan conceptos y objetos de nuestro tiempo.
2007-08-19 13:07
Javier: pero si es que también pongo como ejemplo de imperio destructor a los aztecas. Y lejos de mí el caer en ese paternalismo infantil de achacar todos los males al exterior; si he dado esa impresión, que no lo creo, no era mi intención. De ninguna manera. Pero eso no significa que el origen de muchos problemas actuales sí se remonte a la conquista y destrucción; por ejemplo, si hoy hay minorías indígenas marginadas hay que mirar al siglo XVI para entenderlo; de modo muy parecido a lo que sucede en Norteamérica.
Saludos
2007-08-19 13:11
Creo, María José, que estamos bastante de acuerdo. Dejémoslo entonces con que me siento incómodo hablando de perfección: ¿hay un rostro perfecto? Creo que en gran parte la percepción de la belleza (de la perfección, en fin) es un fenómeno individual; así, me interesa saber qué creen bello determinadas personas (por ejemplo tú), pero no otras (por ejemplo, Juan Manuel de Prada). Afinidades electivas.
Saludos
2007-08-19 22:05
Marcos, si hoy hay minorías étnicas marginadas es porque los gobiernos de hoy lo permiten. Seguro que en eso estamos de acuerdo. Hay procesos históricos donde inevitablemente se debe mirar para entender algo, pero son mucho más recientes. Incluso más en bastantes casos que el ejemplo que pones de Norteamérica, que no en vano es del XIX.
Luego hay un problema histórico. Presupones una linealidad entre la primera época de la colonia y el presente , pero la “fotografía” social y étnica de la primera no se parece nada a la de la América actual. El sujeto que definimos como minoría étnica no es el mismo en la gran mayoría de los casos, de modo que mirar tan lejos no sirve para entenderlo.
Hay, pero este es otro tema, manipulaciones políticas de la historia. Si yo pertenezco a una minoría marginada y me da por definirme como visigodo y organizar un movimiento de visigodos, podré estar en mi derecho en tanto minoría marginada, e incluso es posible que sea útil políticamente hablando. Ya sabes, lo que llaman “construcción de identidades”. Y si quisieras entender a esos “neovisigodos”, el último sitio donde deberías buscar sería entre los de verdad, en los originales.
Saludos
2007-08-19 22:36
Creo, Javier, que en lo fundamental estamos de acuerdo. Pero sin pretender utilizar eso como excusa (no se trata de excusa sino de comprensión) ni negar tus razones, insisto en que me parece que la implantación progresiva en el contienente americano de una nueva raza/élite/civilización que sustituyó a la anterior, reduciendo (y sé que simplifico mucho) a los “supervivientes” a la categoría de minirías explotadas sí tiene que ver con muchas de las cosas que pasan hoy en día.
Saludos