Prefacios juveniles, reseñas de media tarde, lecturas a tiempo parcial… Un intento meridiano de soñarse columnista, por supuesto. Aquí vienen a leerse libros, a recomendarse unos cuantos y a discutir(los).
Cine de Animación Japonés
VVAA, Coordinado por Antonio José Navarro. Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián
Este libro propone una lectura introductoria a la ahora popular animación japonesa, no tanto desde el canon serializado como del cinematográfico. Sin embargo, el libro dedica artículos monográficos a Osamu Tezuka y Akira Toriyama, dos figuras que poco tienen de estrictamente cinematográficas, sobretodo la segunda (Tezuka dedicó gran parte de su esfuerzo a trabajos de animación breves, cuando no series de televisión). Se cierra el libro con un diccionario anime, pedagogía necesaria para todo lector, iniciado o no. Se evita el carácter iniciático, tal vez porque es un libro colectivo, pero resuelta intelectualmente sano.
Cuando peor funciona este libro es cuando trata de reafirmar un cierto stato quo o un cierto prestigio, cuando mejor es cuando hay algo nuevo que aportar. Rubén Lardín rescata al casi desconocido Yoshiaki Kawajiri y se permite dar una definición radical de animación: “Porque la prioridad de este director japonés está en vencer una primera imagen estática y que ya todo sea velocidad, coreografía, cuerpos en lucha y metamorfosis, movimiento continuo y las convenientes elipsis que lo exalten. Lo dicho: Animación pura y dura.”
Roberto Alcover Oti firma un artículo con su estilo habitual, sembrado de observaciones inteligentemente concretas sobre una obra. Le hace falta poco para detectar la clave de la obra. Apenas unos referentes: “Mis vecinos los Yamadaz debe degustarse entonces como quien disfruta de películas como El Dinero (L’argent; Robert Bresson, 1983), Five Dedicated to Ozu (Abbas Kiarostami, 2003) o Death Proof (2007, Quentin Tarantino), es decir, obras que a través de su drástica depuración, nos sitúan frente a frente (y a lo bruto) con el discurso de su autor.” Alcover Oti elabora la lectura de un caso concreto del Canon animado Japonés reciente (en este caso Isao Takahata) a partir de la lectura (crítica) de la recepción de este Canon y de la identidad japonesa. Es un detalle significativo, que la lectura de una obra japonesa incluya la lectura a la cultura cinematografía que hicieron David Dresser y Donald Richie. También ha leído la obra de Nöel Burch y parece que su artículo, además, tendrá el valor de lo casi pionero.
Sin embargo, discrepo en su idea de la posmodernidad (en un sentido cultural) y su difusión en Japón. Cita a Antonio José Navarro (pag. 347) y habla de invalidez de clasicismo, modernidad y posmodernidad. Bien, creo que hay que atenerse a los hechos: basta saber que la Posmodernidad se explica en la idea de la Guerra Fría y esta idea, la guerra como simulacro, empieza, precisamente, con Hiroshima y Nagasaki. Es la guerra fría la que lleva el nacimiento de la Posmodernidad, la amenaza nuclear y esta es la que se puede leer como base histórica en el pensamiento de Jean Baudrillard y sus observaciones sobre el simulacro y Estados Unidos.
Uno de los artículos más interesantes es el de Akira Toriyama, firmado por Tonio L. Alarcón. Hay una posibilidad de artículo-celebración que se anuncia cuando sabemos que Dragon Ball es una obra importante (lo fue, efectivamente) y que fue la consagración de un tipo de tebeo/serie animada en nuestro país. Alarcón, no obstante, escoge un camino arriesgado y decide explicar los motivos por los cuales Toriyama vivió un eclipse creativo y el resto de su obra fue casi nulidad artística. Es una posición arriesgada que Alarcón nunca delata incómoda, y que se resuelve con una inteligencia encomiable.
Hay un artículo interesante, en el que Ángel Sala explica de un modo muy detallado la sencilla idea baudrillardiana de la interfaz que late en Paprika de Satoshi Kon y Antonio José Navarro cierra el libro con una reflexión sobre las imágenes para la sospecha de la contemporaneidad. Sobre Katsuhiro Otomo nos asegura que “[…] es un creador que se toma muy en serio una idea de arte fílmico que hoy, mientras lo superfluo reclama nuestra atención nos parece muy sospechosa.” Es la ambigüedad que late en muchos artículos del hábil sadiano Navarro y aquí termina con un escepticismo cuasi humanista “Por otra parte, sus animes no son más que cine y no pueden ni quieren ser nada más.”
En definitiva, hay mucho por aprender y discutir en este libro, y algunas ideas que sobrepasan la mera pedagogía, sin desdibujarla. Ejemplos de pulcritud en los libros de cine españoles no abundan tantos como cabría desear.
2009-09-19 18:05
Confieso que me pierdo en este tema, pero agradezco la reseña. Y me encanta el fichaje para LdN :-)
Un beso.
2009-09-19 19:45
El Libro es una maravilla, y los comentarios de Muñoz no le van a la zaga. Enhorabuena