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El mundo gira sobre un eje podrido por Alber Vázquez

Alber Vázquez es escritor. “El mundo gira sobre un eje podrido” es una columna de opinión que se publica todos los lunes y que alberga como firme propósito convertir a este planeta en un lugar más habitable donde los hombres y las mujeres del mañana puedan compartir su existencia en condiciones igualdad y justicia. Estamos seguros de poder lograrlo. El mundo gira sobre un eje podrido dejó de actualizarse en abril de 2008.

La estrategia del langostino

Una de las cosas más grandes de vivir sujeto a la legislación española es que cuando alguien viene y, sin venir a cuento, te felicita la Navidad, tú no portas armas para responder adecuadamente a tan siniestro rito. Porque, a ver, ¿qué, sino liarse a tiros, puede hacer un hombre cabal y decente que va por su camino cuando se le provoca sin razón aparente?

Aquí, por algún motivo que a mí se me escapa, la Navidad te la meten por los cinco sentidos aunque no quieras. No se trata de que yo sea poco razonable. Se trata de que soy un tío que paga sus impuestos y que, en consecuencia, tiene derecho a que le dejen en paz. Soy un tío que sabe que tus impulsos navideños son de pacotilla, que tú eres igual de capullo que ayer y que yo, para qué engañarnos, soy el mismo cretino de siempre.

Aspiro a que me dejen en paz: dejadme, pues, en paz. No pido otra cosa.

Así, en este plan, a uno se le echa encima el 24 de diciembre. Luces navideñas contra el cambio climático, villancicos berreados en plena calle contra la más elemental noción del buen gusto y ese buenismo estúpido que todo Dios maneja con la soltura del que no tiene ni la vergüenza más elemental.

Y, claro, uno, que no es de piedra, revienta. Lo raro es que no revienten más y más a menudo. Lo raro es que los municipales no tengan que hacer horas extras para reducir a ciudadanos decentes que se enfrentan, con todas las de la ley, a esta murga infame. Desobediencia civil contra la Navidad, amigos, eso es a lo que nos vemos abocados: a combatir desde nuestra perspectiva de hombres cabales ese siniestro paraje cultural llamado “la Navidá”.


Fuente de la imagen.

Porque llegado este punto, yo no me apeo de mi burro: la razón está de mi parte y tú estás equivocado. Tu patraña navideña es un cuento chino que si tuvieras dos dedos de frente ni tú mismo te creerías. Pero mola hacer el idiota desde el alba hasta el ocaso. No hay nada como creerse lo mejor que ha parido madre.

Esa y no otra, mira tú, es la madre del cordero. A mí, que los cristianos celebren un rito religioso me da igual. De hecho, es la parte de la Navidad que menos me importa. Me parece fantástico que se festeje el nacimiento de Jesús. Yo no creo en Jesús. Ni siquiera creo que existiera un personaje histórico llamado Jesús. Pero creo que todo el mundo tiene derecho a creer en lo que más rabia le dé y, por supuesto, a celebrarlo con alegría. De hecho, soy bastante tolerante en lo que respecta a la invasión de los espacios públicos para celebrar asuntos particulares.

Pero lo que no tolero es el buenismo que impregna, de buenas a primeras, todos nuestros actos. No tolero que alguien venga y, así, porque sí, me suelte un “Feliz Navidad” que ni viene a cuento ni yo comparto. “Feliz Navidad” tu madre. A mí déjame tranquilo, y no me desees algo que, primero, no comparto y, segundo, me importa lo que el carajo de la vela.

“Feliz Navidad”, óyeme, porque hoy es 24 de diciembre y todos somos una hermandad mundial la mar de maja y la mar de estupenda. Una hermandad en la que se me incluye por cojones. Yo también soy un hombre bueno, buenísimo y sin mácula que merece ser convenientemente felicitado. Ha nacido el niño Jesús. ¡Alabado sea el señor!

Y una vez más, un año más, uno se ve atrapado en una vorágine navideña en la que ni Jesús de Nazaret puesto hasta las cejas de whisky de doce años, querría verse inmerso jamás de los jamases. ¿Pero existe algo más ñoño y ridículo que una bandeja de langostinos, que un villancico a tres grados bajo cero, que una mano franca estrechada entre gente a la que la gente mayormente le repatea? ¿Es que nadie cae en la cuenta de que esto no hay por dónde agarrarlo?

Colaboracionistas, eso es lo que sois todos vosotros. Unos colaboracionistas. Sí, y yo también, porque yo también participo en la patraña. Qué remedio. No hay escapatoria posible. Hoy, que es Nochebuena, iré a cenar a casa de mi madre. A una cena de Nochebuena, se entiende: a dar cuenta de la bandeja de langostinos antes de que mis cuñados no dejen ni los restos.

Pero es que no asistir a esa cena es peor, porque me convierte en antinavideño. Y ser antinavideño es la cosa más triste en la que uno puede convertirse. Por eso hoy iré a la cena familiar. Porque no hay escapatoria posible. Porque hagas lo que hagas, la Navidad está contigo. La estrategia del langostino, con impecable sencillez, explica lo que verdaderamente somos: tonto si te lo comes, tonto si no te lo comes.

Qué cabrona la Navidad, ¿verdad? Qué cogidos por las pelotas nos tiene a todos, ¿no? La verdad es que dan ganas de descubrirse, porque si uno lo piensa detenidamente, es el plan magistral: media humanidad vuelta lerda de remate y haciendo el memo como si le fuera la vida en ello. Seguro que si Dios existe, está en el Cielo descojonándose de todos nosotros. Y con razón.

¡Feliz no Navidad a todos!

Alber Vázquez | 24 de diciembre de 2007

Comentarios

  1. Alberto
    2007-12-24 10:55

    Ya.

    A ti lo que te pasa es que esta noche te toca cena familiar y te toca los huevos.

    Confiesa.

    (Antes de darle al botón “Enviar” debo decir que la palabra clave antispam que aparece es “PTRT”. Una pedorreta. Tal cual.)

  2. Ismael M. B.
    2007-12-24 13:11

    La estrategia del langostino es implacable: incluso los posts antinavideños se convierten en una tradición navideña.

    Propongo la rendición incondicional.

  3. María José
    2007-12-24 13:46

    Alber, aprovecho para desearte Feliz Navidad.

  4. ron
    2007-12-24 14:40

    ¡Cuanta razón, señor Alber, cuanta!

    Felices fiestas

  5. Trinidad
    2007-12-24 15:28

    Albert, veo que muy a tu pesar el espíritu navideño también te ha inundado …... algo, no demasiado, pero algo sí. Tu artículo es, de los que yo he leído, el más amable (aunque siempre en tu línea) ..... o ¿tal vez es a mí a quien ha inundado el espíritu navideño y veo de color gris claro lo que sigue siendo gris oscuro (me resisto a decir negro en estas fechas)? Sólo una cosa más, ¿no deseas por las mañanas buenos días a gente que ni siquiera conoces y a los que si conocieras no dirías ni hola? Pues lo mismo pasa con la Navidad, ¿no es mejor decir al que te encuentres “¡Feliz Navidad!” que decirle “¡Eres un capullo!”? No te compromete a nada y seguro que en lugar de con una “leche” te encuentras con una sonrisa.

    ¡FELIZ NAVIDAD!

  6. Francisco
    2007-12-25 03:03

    No creo que el problema sean los langostinos.

    El asunto puede ser que estas, Alber, adoncellado; es decir como aquellas, cada dia mas escasas, que han pasado navidades pero ninguna noche buena.

    No te arredres y ataca la noche buena con un buen jamon virginia con rodajas de pina, una botella de espumoso y despues, para el desempance, un tequila reposado.

    Se te quitara lo adoncellado.

    FELIZ NOCHE BUENA y dia de NAVIDAD !!

  7. Gloria
    2007-12-25 21:34

    He de reconocer tu mérito, no te achantas ni ante la perspectiva de acabar como el langostino, descabezado, despellejado, engullido… eso sí, previamente asado en la parrilla, cual hereje en la hoguera… y todo sólo por tener la osadía de llamar al pan, pan y al jodido espíritu navideño de los cojones (con perdón), pues eso, jodido…

    Pero ¿qué se le va a hacer cuando está visto (y demostrado) que la libertad de expresión no es un derecho de todos, sólo de aquellos que se ciñen a los cánones que ellos mismos establecen?

    En fin, que la Navidad nos sea leve…

  8. Ana Lorenzo
    2007-12-27 17:23

    Alber, ¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo!, hombre, que se me había pasado felicitarte.
    La culpa de esto la tiene Marcos, que no te ha enviado una buena cesta con un 5 J, una caja de Vega Sicilia Único Reserva de la Familia y un Chivas Regal 25 años: esa es la cesta ideal para los agnósticos; poco dulce, buena calidad, buena comida y buena bebida. Eso reconcilia a cualquiera con la fecha que sea, y ya puede uno decir Feliz Navidad o lo que toque, como si es Feliz Mundial de Fútbol o Felices Olimpiadas.
    Prueba, prueba.
    Por cierto, Francisco, que probé el tequila reposado en casa de una amiga: está muy bueno, pero sigue siendo bien fuerte aquello, ¿no?
    Un beso.

  9. Francisco
    2007-12-28 23:25

    Asi es Ana, el tequila es una bebida fuerte como el brandi.

    Si es 100% de ‘agave azul’ es carisimo y buenisimo. Cada “pinia” de agave produce 7 botellas de tequila en promedio y tarda cerca de 10 anios en crecer y madurar.

    De acuerdo con las regulaciones, el tequila debe contener al menos 51% de agave azul y el resto de aguardientes de cania; es decir, a mas aguardiente, mas fuerte … y menos caro.

    Si es ‘reposado’ tiene que durar en barricas de roble menos de un anio; si es ‘anejo’ menos de tres anios pero mas de uno; si es muy bueno (no recuerdo el termino) tiene que permanecer en barricas por mas de tres anios.

    Asi que, guapa Ana, para adquirir un tequila hay que ver que contenga la mayor cantidad de licor de agave azul y que este reposado cerca de un anio en barricas de roble. Asi no hay pierde.

    Salud y saludos.

  10. Ana Lorenzo
    2007-12-29 11:57

    Francisco, gracias por la explicación. No tenía ni idea de qué distinguía el tequila del tequila reposado. Ahora ya entiendo de tequilas.
    Alber, ¿te escondiste? Ya pasó la Navidad.
    Un beso.


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