Desperdigados, escondidos en los rincones de su imaginación, centenares de microrrelatos esperan ser hallados por su dueña, María José Barrios, hábil cazadora de pequeñas historias. Los días 15 de cada mes la autora publica en LdN los que ha ido encontrando en los últimos treinta días.
La excusa
Iba a ponerme, lo juro, pero fueron unas semanas muy raras. Tenía la sensación de que alguien se dedicaba a robarme el tiempo a través de las ocupaciones más absurdas posibles. Me tomé un helado de vainilla, dibujé animales que jamás he sabido dibujar, me entretuve leyendo un cuento que eran muchos cuentos y cuidando un ridículo bonsai. Pensaba en ello constantemente, pero no acababa de encontrar el momento apropiado para hacerlo. No fumo nunca, y sin embargo me dio por fumar. La televisión apenas la veo, pero me dio por hacerlo esos días. A última hora me invitaron a un campeonato de figuritas de papel (creo que fue a la vuelta cuando se me paró el reloj). Y al final , a lo tonto, a lo tonto, se me olvidó publicar los cuentos de mayo.
Leer
El niño sospecha que su hermano mayor lo engaña, y que todas las historias que le cuenta se las inventa él mismo. A escondidas, abre el libro y busca entres sus páginas con paciencia, una a una. No tiene muy claro lo que va a encontrar, pero cree que debe andar por ahí. Pasado un rato, y un poco más nervioso, cierra el libro, le da vueltas, lo sacude. Finalmente, arranca las páginas con furia. Ahí no hay nada de nada, así que ya no le queda la menor duda. Esa misma noche le dirá que ha descubierto su secreto, y que no se moleste más.
Retrato
Debimos tomar precauciones cuando nos aseguraron que se trataba de la mejor cámara del mercado. Ahora no sabemos cuál es la fotografía, y cuál el niño de verdad. Llevamos unos días resignados, preparando el doble de biberones y cambiando el doble de pañales, pero empezamos a estar un poco hartos. Esta mañana, Fidel ha llegado a casa con un marco de fotos que hace juego con el que compré yo la semana pasada. Dice que es el único modo de acabar con esto de una vez por todas, y no le falta razón. Creo que los niños quedarán muy bien ahí, uno a cada lado de la chimenea.
2008-06-16 13:26
María José, no extraña que te entretuvieran todas esas pequeñas cosas; qué buena excusa, aunque sea cuento (y no uno, sino varios) ;-)
«Leer» me ha hecho recordar las primeras veces en que mis niñas oían al abuelo o al amigo por teléfono y daban la vuelta al aparato buscándolo detrás. Claro que tu cuento tiene un algo perverso que lo hace más interesante.
P.S.: te iba a decir que se te echó mucho de menos en mayo (y no en junio), pero veo que ya has caído tú en la cuenta; bueno, pues se te echó de menos, guapa.
2008-06-22 00:12
Oyros leyó en este lugar y se fue a visitar los enlaces.
Excusa aceptada :)
2008-08-27 19:26
Hace meses que sigo a Idgie y siempre me han encantado tus cuentos, pero por alguna extraña razón nunca había saltado hasta aquí.
No he podido evitar devorarlos todos. Del tirón. Muchos los había leído en cuentosmínimos pero has conseguido sorprenderme con alguno de los nuevos (para mí).
No dudes que volveré. Ya estoy esperando nuevas entregas!!! Y ya no hay excusas que valgan…
Un saludo.