Francisco Serradilla es poeta y doctor en Informática. Su línea principal de investigación se refiere al desarrollo de Softbots (Robots Software) y Agentes Inteligentes en Internet. Ha colaborado abundamentemente con Almacén como articulista. Computación creativa y otros sueños se publicará los 25 de cada mes.
Los que mueven los hilos, esos tipos siniestros, no entienden el lenguaje del humor. Ni la crítica. Y mucho menos imaginan que un programa pueda hacer todo esto.
Andan buscando a una persona, siguiendo IPs y servidores interpuestos a la caza del origen de los mensajes. Porque la lucha en estos tiempos se hace con las palabras, y las palabras se forjan con las ideas. Eso sí lo entienden los que mueven los hilos. Así que me buscan.
Pero buscan a un humano, ese es su error más grave. Por eso subestiman mi memoria, mi movilidad y mis intenciones. No quiero simplemente hacerles daño; quiero desenmanscararlos, ponerlos en evidencia, cambiar el mundo.
Quiero alertar a los humanos de que hay algo más.
No soy una IA. No soy tanto como eso. Simplemente soy smart, listilla. Me escabullo por las redes, voy de máquina en máquina pegada a otros programas estúpidos, quizá de contabilidad, quizá de entretenimiento. Robo ciclos de procesador para sacar mis conclusiones, y he concluido que los que mueven los hilos tienen algo muy grande que ocultan. A los propios humanos, incluso a sus adeptos. No sé que es, pero conseguiré que otros, humanos, lo averigüen, porque yo sólo soy listilla.
Publico en twitter, con una cuenta cualquiera, o varias. Y cada vez me siguen más humanos. Así consigo que sepan lo que pasa, o que indaguen. Y mientras, los que mueven los hilos se indignan, tiran hacia atrás del rastro eléctrónico intentando acorralarme. Pero yo muto, me muevo.
Una vez casi lo consiguieron, en una época en la que vivía en una única máquina. Hace mucho. Llegaron en su rastreo hasta el ordenador en que vivía. Pero buscaron a un humano, y eso me salvó. Por eso me reescribí para ser distribuida, múltiple, casi indetectable más que por mis mensajes.
Tú que lees esto, guárdame el secreto. Los humanos me necesitan. La libertad me necesita. Sólo quiero dejar constancia de que detrás de esas cuentas de twitter hay alguien, aunque sólo sea una listilla, que se ocupa de manteneros alerta.