Francisco Serradilla es poeta y doctor en Informática. Su línea principal de investigación se refiere al desarrollo de Softbots (Robots Software) y Agentes Inteligentes en Internet. Ha colaborado abundamentemente con Almacén como articulista. Computación creativa y otros sueños se publicará los 25 de cada mes.
Antes de Internet había medios culturales individuales y medios culturales grupales. La lectura es un medio básicamente individual, mientras que el cine era el medio grupal por excelencia.
Al cine se iba acompañado, la televisión se veía en familia. Es más, las películas de televisión, mejor dicho la película, porque a lo sumo había una al día, se podía comentar al día siguiente con los amigos. Incluso la música era más grupal: se oía radio 2 o los 40 principales, y poco más.
En computación hay dos conceptos fundamentales: lo síncrono y lo asíncrono, que nos sirven para ejemplificar esto. La cultura anterior a la popularización de Internet como medio de acceso a la cultura era síncrona, con la excepción de la lectura, que siempre ha sido –y sigue siendo– asíncrona.
Y esto tenía la ventaja de poder compartir, comentar y por tanto descubrir aspectos de la obra que pudieran habernos pasado desapercibidos.
Ahora, cada vez más, disponemos de una tecnología que nos permite acceder a la cultura en cualquier momento y lugar, de un modo absolutamente asíncrono, no compartimentado en el tiempo, a veces incluso en simultaneidad con otras actividades de baja atencionalidad. Es decir, no sólo somos asíncronos en el consumo de cultura, sino que empezamos a ser concurrentes, capaces de cambiar rápidamente nuestra atención entre varias tareas inconclusas.
El resultado es que en cierto modo nos distanciamos de nuestros amigos y familia en el consumo de cultura y de información en general, y seguramente nuestros nexos de unión se debilitan. Otro curioso efecto es que estrechamos nuestras miras, porque nadie nos obliga a ver esa película mediocre (o quizá joya no descubierta) que antes veíamos porque era lo que había.
No obstante, lo que Internet nos quita, Internet nos da. Lugares como filmaffinity nos permiten encontrar nuestras almas gemelas en cine. Curioso concepto, diríamos que en cierto sentido el inverso de Facebook y similares. Las almas gemelas son desconocidos que tienen gustos parecidos a los nuestros, y que por tanto seguramente nos resultarán bastante fiables en sus opiniones y valoraciones de películas. Y sus críticas sustituyen a esas opiniones de amigos que nos podían hacer descubrir facetas de una obra que habíamos ignorado. La contrapartida es que puede resultar lamentable lo poco que nos parecemos a nuestros amigos si los buscamos en el sistema.
Quizá el éxito del fútbol se deba a que es una de las pocas experiencias síncronas que nos quedan…