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Ciencias y letras por Salvador Ruíz Fargueta

Ciencias y letras, trata de acercar las dos culturas , favorecer su mestizaje. En realidad, sólo es una cultura que nos puede acercar más a nosotros mismos, a las complejas relaciones humanas, al mundo y a sus interrogantes. El autor, ingeniero y físico, es editor de La bella teoría. Publica los días 1 de cada mes.

Cuando los artrópodos dominaban los mares

Nos comemos tan ricamente las gambas, matamos las moscas o mosquitos tan molestos o a las arañas que tejen su tela en los rincones de nuestras casas. Las cosas son como son, pero no siempre han sido así. Hubo una época en que unas extrañas gambas nos comían a nosotros (a nuestros antepasados). Eran terribles depredadores acorazados (artrópodos, al igual que las moscas o las arañas) que campaban a sus anchas por los mares de la Tierra, atemorizando a los demás animales.

Hace más de 560 millones de años la vida consistía en una infinidad de seres unicelulares que poblaban los mares. Había una gran diversidad y alcanzaron un estadio en que era ventajosa la asociación o simbiosis que dio lugar a las células con un núcleo diferenciado, capaz de delimitar el material genético o ADN. A partir de ese momento se pusieron las bases para la explosión biológica del Cámbrico y la aparición de los animales pluricelulares complejos .

En el llamado periodo Cámbrico, hace alrededor de 500 millones de años, ya habían aparecido los tres tipos de animales, o filos, más importantes de los que derivarían todos los demás: los artrópodos, los moluscos y los vertebrados. Los artrópodos tienen el esqueleto en la parte exterior del cuerpo para proteger las partes blandas interiores, a diferencia de los vertebrados (aves, peces, mamíferos o reptiles, por ejemplo) que tenemos un esqueleto interior.

El esqueleto que rodea el cuerpo de los artrópodos consiste en unas placas duras y rígidas, articuladas entre sí. Están unidas por tramos cuticulares más delgados y blandos, cuya flexibilidad les permite moverse. Los artrópodos, actualmente, son el tipo más abundante del planeta, incluye animales tan conocidos como insectos, arañas, escorpiones, ciempiés, ácaros, garrapatas, cangrejos, langostas, camarones, gambas y muchos otros, y en el Cámbrico eran los mayores predadores de los mares (en tierra no había todavía animales). Su representante más poderoso fue el anomalocaris , nombre que significa gamba extraña , y llegaba a medir hasta un metro, en cambio el representante de los vertebrados más numeroso que era el Pikaia , no superaba los 5 cm de longitud. Nuestro antepasado, alargado y ligero por tener columna vertebral en lugar de caparazón, era una verdadera miniatura comparado con la extraña gamba, y se dedicaba a huir del terrible predador, lo que no siempre conseguía, y a comer la carroña que éste dejaba.

Unos 50 millones de años después, se produjo una inmensa glaciación que congeló océanos y mares. Las peores condiciones, la falta de luz y el frío intenso fueron acabando con las especies más grandes y especializadas de artrópodos y dieron una oportunidad a los otros dos grupos, moluscos y vertebrados. Esta vez ya no nos comían las extrañas gambas, nos comían los grandes moluscos super predadores como el ortocono , una especie de calamar gigante de más de 10 metros y 5 toneladas. Definitivamente, en el mar no estaba nuestro futuro, era la tierra firme la que nos daría la ventaja sobre moluscos y artrópodos.

En el mar, los artrópodos tenían ventaja podían crecer sin que su peso fuera un inconveniente pero, después de millones de años, al pasar a tierra firme el peso de un caparazón demasiado grande los hacía torpes y vulnerables, al contrario que a los vertebrados que podían crecer mucho más y continuar siendo ligeros. Se volvieron las tornas y los terribles predadores acorazados se hicieron más pequeños y pasaron a ser las presas y a esconderse de los nuevos y grandes predadores vertebrados.

¿Será este el punto final, o volveremos a ser presa de gambas y calamares? Sólo el futuro más o menos lejano nos lo podrá decir. Si seguimos jugando con fuego , con armas bacteriológicas de destrucción masiva o con arsenales nucleares, puede que sea mucho antes de lo que esperamos.

Salvador Ruiz Fargueta | 01 de julio de 2012

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