Sentado en una vieja Butaca no numerada de terciopelo rojo, el autor se lanza a una reflexión impúdica todos los miércoles sobre cualquier cosa que se atreva a moverse por las pantallas, sean éstas de cine o no. Alberto Haj-Saleh es editor de LdN y autor de la columna Teatro Abandonado.
Tuve una amigable discusión con una persona en facebook a raíz de una crítica que le hacía a Le Havre, la última y muy aclamada película de Aki Kaurismäki. La película aún no la he visto, pero me resultó muy sorprendente ver que le ponía una mísera estrellita (otro día hablamos de ponerle puntuación a las películas) y que luego en la crítica —breve— echaba pestes sobre ella. La sorpresa está en que es una película que ha gustado prácticamente a todo el mundo, no sólo a la crítica más festivalera o a los críticos en general, sino al público (ha ido recogiendo premios populares por todas partes), al espectador de a pie.
Imagino que a él le pareció una película terrible y ya está, pero todo esto me llevó a pensar en lo dañinas que son las expectativas para las críticas, que hacen que al final uno no emita su opinión sobre la película, sino su opinión en relación con la opinión que otros tenían sobre ella. En el caso negativo, cuando las expectativas se ven defraudadas, además se añade el componente de la ira (“¡Pero nos hemos vuelto todos locos!”), o de la soberbia del que cree haber descubierto algo que los demás no saben o, este es divertido, el de la teoría de la conspiración crítica (“No es la obra de arte que los críticos han querido vendernos”, malos, malos los críticos).
Pero pensémoslo un momento. ¿De verdad esa película que todo el mundo alaba y adora y que a nosotros no nos gustó es la peor bazofia de la historia del cine? Una estrellita sobre cinco, un punto negro, un cero sobre diez, LA PEOR. Esto no le pasa al crítico aficionado, sólo hay que echar un vistazo al listado de puntuaciones de revistas como Fotogramas o la antigua Cahiers du Cinema para darse cuenta.
Tal vez la única crítica sincera posible sea aquella que incluya todo lo que no es la crítica: lo que esperaba de la película, las condiciones en la que la vi, quién me acompañaba. Porque si no al final acabamos leyendo un estado de ánimo disfrazado de crítica o peor, un acto defensivo, un puntuar contra otras puntuaciones.
2012-01-11 12:45
Enhorabuena por el artículo. Comparto completamente tu postura. Por aquí recojo impresiones muy cercanas a las que planteas: http://laramera.com/2011/11/acorralados-4/
Un saludo
2012-01-11 14:28
¡Noo Alberto!, la única crítica verdadera, que no sincera, sería la que colocara todo eso que dices en un párrafo aparte, incluso en un apartado con su epígrafe correspondiente, tipo “Anecdotario” “Educación sentimental” “Literatura”, etc.
Si damos prioridad a esto último, entonces sí podemos hablar de sinceridad en lugar de verdad. Pero yo prefiero la crítica verdadera, esto es, todo aquello que no es crítica.
En las relaciones sociales soy muy partidario de la mentira, en sus grados inferiores, como excelente lenitivo humanitario, pero en el aprendizaje soy mucho menos tolerante con ella. La enorme ventaja y la gran aportación evolutiva de la mentira en los procesos de socialización (hablo de decenas de miles de años), no es aplicable al conocimiento (científico).
Yo no soy crítico ni lo pretendo. Pero me pongo en el papel de uno y hay que tenerlos muy bien puestos para creer que tu visión o tus sentimientos hacia una película le pueden llegar a importar más al lector que la película en sí misma.
Otra cosa es que sea mucho más difícil escribir dejando toda la blandenguería sentimental de lado antes que enfrentarse a la realidad. Vamos, a lo de siempre, a los hechos. Por mucho que te guste una cosa o te deje de gustar, no puedes engañar a la gente, ni a ti mismo, inventando algo que no existe en el texto. Hay personas que también ven a la virgen en una pared o en un sándwinch y no nos los tomamos tan en serio como a esos críticos.
Al que le parezca que Le Havre (¡que todavía no la he visto1) es deleznable, que lo demuestre. Pero hay que pedir idéntica responsabilidad al que le ponga cinco o doce estrellas.
Un saludo.
2012-01-11 14:59
¿Estaría feo que te dijese que te respondo si vuelves a twitter? :D
2012-01-11 17:04
Eso está tan imposible como llegar a un acuerdo sobre qué es o cómo debería ser la crítica de cine. Además, si se diera el caso, el lobby gay nunca me permitiría regresar, porque la última vez que mencioné la vagina de Ryan Gosling intentaron lincharme. Suerte que me refugié en el timeline de César Vidal.
2012-01-11 18:29
Yo personalmente no podría ser crítico profesional, nunca conseguiría estar tan de acuerdo conmigo mismo.
2012-01-14 12:23
lamentable crítica de una película como Le Havre. Cuento de hadas precioso sobre solidaridad, humildad, belleza del alma y derecho a no ser excluido. magnífico policía y sensacional la mujer del protagonista. leí algo así como que el director decía “cuando mas pesimista soy, mas optimistas son mis películas”. Que pena de críticos. a veces no entienden nada …
2012-01-14 16:45
@Fernando: si se hubiera leído el texto, cosa que está claro que no hecho, se habría dado cuenta de que de lo que no habla es de Le Havre. De hecho, el texto no es ni siquiera una crítica de ninguna película, sino que habla precisamente de los críticos en general.
Para la próxima, le recomiendo que lea los textos antes de comentarlos. Queda uno mucho mejor.
2012-01-17 17:50
He visto la película y no me ha gustado nada. Una situación donde se alaba que un policía no cumpla con sus obligaciones, se culpabiliza a un estado de un país, en el que no se han generado los problemas causa de la inmigración, donde no aparece la situación del pais de los inmigrantes…………Lo de siempre, el malvado pais occidental de turno, no permite que quienes estén en él se salten sus normas. ¡Oh escándalo!. Claro, mejor sería vivir en la selva.