Pues aquí vamos con la segunda parte del resumen del año 2009.

Lo más tontorrón: La protagonista femenina de Slumdog Millionaire, una mema de cuidado. Y en general toda la trama de Destino Woodstock de Ang Lee. Como leí, creo, en el twitter de Noel Ceballos, “es como cuando un amigo tuyo que no ha bebido apenas intenta convencerte de lo borracho que está”.

Lo más raro: El personaje de Michael Shannon en Revolutionary Road (Sam Mendes), como una cabra pero lucidísimo. La cámara estilo documental en Enemigos Públicos, desde luego se hace extraña en una película ambientada en los años veinte. Eric Cantoná como alucinación-consejero del protagonista de Looking for Eric (Ken Loach): hasta se fuma un par de canutos.

Lo más divertido: The man who stare at goats (Grant Heslov), con un George Clooney divertidísimo en su camino hacia su conversión en Cary Grant. Si la cosa funciona (Whatever works), Woody Allen haciéndome reír como con sus películas de los años setenta. Varios momentos en Pagafantas (Borja Cobeaga), aunque al final se te congelara un poco la sonrisa. Y la des-ter-ni-llan-te secuencia de Brad Pitt, Eli Roth y Omar Doom haciéndose pasar por italianos en Inglorious Basterds. «Arrivederci».

Lo más guapo: De ellas: Penélope Cruz, radiante en Los abrazos rotos. Zooey Deschanel, esa belleza que nosotros entendemos y ellas no alcanzan a comprender, como (comprensible) objeto de deseo de Joseph Gordon-Levitt en la muy interesante (500) días juntos ((500) Days of summer, Marc Webb). Lily Cole y su extraña pero sexy cara en El imaginario del Doctor Parnassus (The imaginarium of Doctor Parnassus, Terry Gilliam).

De ellos: Johnny Depp enseñando cómo se debe ser elegante en Enemigos Públicos. Sam Worthington robando todos y cada uno de los primeros planos de Christian Bale en Terminator Salvation (McG). Riccardo Scamarcio, la sensación de la cartelera italiana, con su aire tímido y serio, que ha estrenado hasta cinco películas este año.

Lo más dulce: El aspecto aniñado, desvalido y quebradizo de la preciosa Michelle Williams en Wendy&Lucy (Kelly Reichardt).

Lo más ridículo: El absurdo rumbo que toma el personaje de Álvaro Cervantes, en El juego del ahorcado: una mañana me levanté, fui al baño y ¡oh! de pronto era un psicópata; ah, y en la misma película, la cantidad de veces que Clara Lago “va un momento al baño”. La excusa para sacar en pelotas a Neus Asensi en Los muertos van deprisa (Ángel de la Cruz): Mariano Ozores tenía más estilo, hombre. El tratamiento infantilizado de la historia de Michele Placido en Il grande sogno, o como rodar una película sobre el 68 de oídas. Barbarossa entera, una película que nunca llegará a España porque… es ridícula.

Ojo a estos: Gorka Otxoa está absolutamente perfecto como protagonista de Pagafantas y enseña a todos que su calidad puede ir todavía más allá de los estupendos gags de Vaya semanita. Adam Sandler cambia de registro en Hazme reír (Funny People, Judd Apatow) y lo hace realmente bien; su acompañante, Seth Rogen, está como mínimo igual de bien que él.

La película política: Dos: Frost/Nixon, entretenida, rigurosa y con muchísima calidad en toda la parte de la entrevista al ex presidente norteamericano. Y La prima linea (Renato de Maria), una visión amarga y post romántica del terrorismo anarquista italiano de finales de los setenta; Riccardo Scamarcio además está sobresaliente y saca una voz de narrador al más puro estilo Vittorio Gassman que pone la carne de gallina.

Pues a mí me gustó: Gran Torino. Un regalito para mi foro favorito que lloró durante varias semanas que Clint Eastwood hubiese hecho la película que le dio la gana a él y no la que querían ver ellos. Un beso, compañeros ;-)

La semana que viene ya casi se acaba el año, así que cerraré con mi top 5 de la temporada. Adelanto: por ahora sólo tengo clara la primera.