Sentado en una vieja Butaca no numerada de terciopelo rojo, el autor se lanza a una reflexión impúdica todos los miércoles sobre cualquier cosa que se atreva a moverse por las pantallas, sean éstas de cine o no. Alberto Haj-Saleh es editor de LdN y autor de la columna Teatro Abandonado.
En 1967 Pier Paolo Pasolini desplazó un equipo cinematográfico a Marruecos para rodar Edipo Rey, su particular versión de la tragedia escrita por Sófocles. En una pequeña aldea rural situada en una región desértica al sur del país africano, cerca de Ouzazarat, el director italiano seleccionó a un grupo nutrido de habitantes del lugar para ambientar e interpretar partes de su película. Para aquella aldea la llegada de Pasolini fue como una bendición del cielo: los sueldos que se pagaron a los extras fueron tan altos en comparación con sus miserables condiciones que lograron vivir casi una generación entera gracias a lo que ganaron en el rodaje.
Waiting for Pasolini (En attendant Pasolini, Daoud Aoulad-Syad, 2007) cuenta la historia de cómo 30 años después de aquello un nuevo equipo italiano aparece por esa zona para rodar una película ambientada en la época romana. La aldea se revoluciona con la llegada de nuevo de un rodaje a su zona y todos, incluidos vecinos de aldeas cercanas, se vuelca con el evento y trata de todas las maneras posibles de conseguir un papel de extra en la película, soñando con una inyección económica que les permita arreglar la casa o pagar la escuela de los niños. Entre ellos está Thami, el manitas de la zona, quien espera con ansiedad que llegue su amigo Pasolini, con quien trabajó treinta años antes. Cuando le dicen que Pasolini hace ya tiempo que murió, Thami decide ocultárselo a sus vecinos y alimentar la esperanza de la llegada del cineasta boloñés, quien conseguirá que ellos y sus hijos vivan tranquilos y con sus necesidades cubiertas.
Si de algo trata esta pequeña película es de lo único que queda cuando no tienes casi nada: la esperanza. Thami es un vendedor de sueños y sus vecinos compran a ciegas lo que su amigo les ofrece.
Waiting for Pasolini obtuvo el premio a la mejor película en el Festival de Cine Euroárabe Amal 2008 que tuvo lugar en Santiago de Compostela la semana pasada. Es tan sólo un festival pequeño, hecho por amor al arte y con muy pocos recursos, una pequeña muestra de cómo a veces es posible abrir los ojos a otra realidad, otras caras y otro cine al mundo que llamamos con toda tranquilidad “civilizado”.
2008-11-05 10:55
Me pone el pelaje de punta escuchar la voz de Pasolini en la película…
2008-11-05 15:02
¡Casi nada, la esperanza!
Según cómo se escriba cambia todo el sentido, la frase. La esperanza a menudo desborda a la riqueza. En un pequeño mísero poblado, la esperanza en estado puro es un potencial que lamentablemente se desvirtúa en cuanto sus habitantes se hacen con posibles y manejan el dinero.
Me gusta mucho el cine y, lamentablemente, voy muy poco a los estrenos. Esta página me es un lenitivo. 1 saludo.
2008-11-09 14:53
Este artículo me ha llegado al alma, es de una belleza y profundidad indescriptibles