Sentado en una vieja Butaca no numerada de terciopelo rojo, el autor se lanza a una reflexión impúdica todos los miércoles sobre cualquier cosa que se atreva a moverse por las pantallas, sean éstas de cine o no. Alberto Haj-Saleh es editor de LdN y autor de la columna Teatro Abandonado.
A pesar de que el verano parecía haberse batido en retirada definitiva en Santiago de Compostela desde aproximadamente la primera semana de agosto, hace dos noches agosto volvió por sus fueros y las ganas de derrumbarse en un sofá con ventanas abiertas y película en pequeña pantalla regresaron con él. En un canal pequeño de los que trae la TDT empieza una película, se ven títulos de crédito inequívocamente ochenteros y vistas de una gran ciudad. De manera sorprendente aparece delante de nosotros un Bruce Willis apenas treintañero, pelo reconocible en la cabeza y mueca sarcástica. Ya no queda duda alguna: es el comienzo de Jungla de cristal (Die Hard, John McTiernan, 1988).
Me doy cuenta asombrado que hace unos quince años, tal vez más, que no la veo. Siempre señalada como referencia del mejor cine de acción, provocadora de al menos dos secuelas salvajemente divertidas y desprejuiciadas, punto y aparte dentro de un género sistemáticamente minusvalorado. Pero de tanto nombrarla me olvidé de recordarla y me enfrenté a ella casi virgen y con miedo a no reconocerme en ella.
Apenas cinco o seis minutos han pasado. Tal vez diez. Willis pregunta a su casi ex mujer, Bonnie Bedelia, dónde puede asearse un poco dentro de ese majestuoso edificio en el que se encuentran, el edificio Nakatomi. Ella lo acompaña a los baños privados de su jefe, propietario de la compañía que dan nombre al lugar. Allí, nuestro héroe discute acaloradamente sobre el fracaso de su matrimonio con ella. Mientras se lanzan dardos hirientes me quedo hipnotizado viendo cómo se quita la chaqueta y la camisa, así como los zapatos.
2008-08-27 18:15
Gable o Brando pusieron de moda quitarse o ponerse la camiseta blanca. Willis puso de moda llevarla engorrinada :-) (y ya nunca más, efectivamente, volvió a lucirla limpita).
Veinte años tiene la película. Y qué poquito ha cambiado el cine de acción made in Hollywood desde entonces…
2008-08-29 00:41
Macho, acojonante esto que describes. El momento en el que te das cuenta de que estás viendo nacer a un héroe.
Lucas logró algo parecido con sus nuevas Star Wars. La forma que tiene de encajar el final del episodio tres con el principio del cuatro es impresionante… Así se activan las memorias de los espectadores.
La camiseta limpia. Qué cierto. ¿Sabía él entonces que nunca más la llevaría así? Lo escalofriante es que tú, desde ese mismo momento, ya conoces su futuro. Ya sabes todo lo que te espera. Y piensas: Tranqui, Bruce, prepárate, que viene tormenta.
2008-08-29 15:25
Todo lo que le pudiese decir sobre este héroe (mi preferido, sin duda) es poco, pero para qué decir nada, si usted ya lo ha dicho todo.
Desde el trabajo.
L.
2008-09-01 22:28
Yo tambien la ví, y al principio no la reconocí, no me acordaba de gran parte de la película aunque sabía que McClane les iba a poner el culo fino a los terroristas, jaja, hace tantos años que no la veía, que me pareció la primera vez.