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Butaca no numerada por Alberto Haj-Saleh

Sentado en una vieja Butaca no numerada de terciopelo rojo, el autor se lanza a una reflexión impúdica todos los miércoles sobre cualquier cosa que se atreva a moverse por las pantallas, sean éstas de cine o no. Alberto Haj-Saleh es editor de LdN y autor de la columna Teatro Abandonado.

Críticos sinceros

Creo que una de las cosas más divertidas de ir de cinéfilo por la vida y discutir con otros a los que les apasione el cine es indignarse. Salir escandalizado de una película, avergonzado, clamando al cielo, pidiendo objetos cortantes para practicarse el seppuku, despotricar sin ton ni son enarbolando la bandera de a) el buen cine; b) el buen gusto; c) el arte; d) todas las anteriores. Y es que no hay nada como enfadarse al salir de una sala de cine, mucho mejor que reírse despreciativamente, donde va a parar.

Aún recuerdo cómo mi hermano me llamó por teléfono completamente decepcionado, que digo decepcionado, ¡furioso!, poco después de ver 4 meses, 3 semanas y 2 días ( Christian Mungiu, 2007 ). Me hizo mucha gracia escucharle, principalmente porque meses atrás salí de ver aquella película, triunfadora en el festival de Cannes, exactamente igual de cabreado que él, aunque confieso que después de unos días se me pasó bastante el enfado y enfoqué la película de otra manera. El mosqueo no viene por la película en sí sino por la expectativa que hemos depositado en ella, una pre opinión que nos hemos hecho por el alzamiento a los cielos por parte de la crítica y de un jurado tan prestigioso como el que cada año decide el premio gordo en Cannes. No nos enfadamos por que no nos guste una película alabada por la crítica; nos enfadamos porque no comprendemos a la crítica. Y ese desconcierto nos supera, nosotros, que sabemos de cine como el que más.

Ahí entra entonces los razonamientos para intentar entender qué narices se le pasa por la cabeza a los críticos cuando hablan de determinadas películas. Me ocurrió después de ver la película premiada con el Gran Premio del Jurado en la misma edición del festival francés, El bosque del luto ( Naomi Kawase, 2007 ), el relato de un breve viaje emprendido por una madre que ha perdido a su hijo y por un anciano viudo. El film me pareció tedioso y vacío de contenido, recargado, barroco en la forma y hueco en el fondo, innecesariamente lento y que confunde contemplación con estatismo. Descorazonado afirmé, como tantas otras veces, que los críticos mienten: no les ha podido gustar esa película, es que nadie se atreve a alzar la voz en contra y decir que el emperador está desnudo. Es casi sistemático: si la película es plomiza e intragable equivale a arte; si engancha y apasiona, es basura. Asco de críticos. Mi acompañante tercia en mi monólogo: “es que yo creo que en realidad sí les gusta este cine”. La miro sin creérmelo hasta que leo a un espectador libre de toda sospecha diciendo: “es poesía hecha cine, un viaje interior increíble, estimulante, maravilloso”. Ah, pienso, pues este SÉ que no miente. Y en esas tiendo a pensarme en el polo opuesto: antes yo era el que veía la luz y ahora soy un paleto visual. Ni tanto ni tan calvo.

¿Entonces? Creo que al crítico de élite le avergüenza haber ido corriendo a coger sitio para ver la premier de la última de Indiana Jones. Creo que en el lado opuesto del espectro está el espectador, o el crítico, por qué no, que se niega sistemáticamente a hacer el esfuerzo que puede requerir ver un discurso cinematográfico más complejo de lo habitual. El primero no quiere saber nada de un cine que pueda llegar a ser “entretenido”: lo desprecia. El segundo rechaza violentamente cualquier cosa que no sea un estímulo inmediato (y además lo agrupa en cosas tan abstractas como “cine oriental” o “cine europeo”, ahí es nada). En ambos casos la sinceridad brilla por su ausencia.

Hace poco terminé de leer La mirada encendida (Ed. Debate, 2007), un magnífico libro donde Carlos F. Heredero recopila, ordena y selecciona numerosos escritos del fallecido Ángel Fernández-Santos, crítico de El país hasta su muerte, en el año 2004. A lo largo de seiscientas páginas podemos recorrer toda una vida de observaciones precisas sobre el arte cinematográfico en sí, disquisiciones técnicas y teóricas y, sobre todo, críticas, decenas de críticas llenas de apreciaciones lúcidas y brillantes, descubrimientos confirmados a posteriori, canto de amor al cine como arte y como vehículo de entretenimiento, palabras que destilan una pasión desorbitada por la pantalla, las voces de los actores, los encuadres precisos, la fotografía cuidada y certera… si algo me gusta de un crítico es que de su visión de las películas quede claro su amor incondicional por el cine, incondicional de verdad. La mirada encendida es un manual de lo que creo que debe ser un crítico sincero y honesto hasta las últimas consecuencias.

Alberto Haj-Saleh | 04 de junio de 2008

Comentarios

  1. Merche
    2008-06-04 22:13

    Por fortuna, aún existen bastantes críticos de los que, como Ángel Fernández-Santos, destilan amor por el cine, que es algo que se echa falta viendo la mala baba que gastan algunos en determinados sectores de la crítica cinematográfica. O dicho de otro modo, uno llega a veces a creer que no les gusta el cine y les produce hastío su oficio.

    El complejo de creer que lo entretenido es banal es un lastre del que todavía tienen que desprenderse no sólo el cine, sino muchas artes.

    Por cierto: estamos de acuerdo. “El bosque del luto” es francamente aburrida.

  2. Mozer
    2008-06-04 23:00

    Decepcionado y furioso por 4 meses, 3 semanas y 2 días??... Me parece una película excelente, a pesar de tratar un tema muy escabroso no cae gratuitamente en la exageración ni en el morbo, los diálogos son alucinantes (la escena del aborto-violacion es sencillamente genial), no decae en ningún momento y los actores se ajustan muy bien al papel que les toca, tal vez el final queda demasiado abierto pero poco más.
    No digo que sea una obra maestra, y entiendo que mi opinión personal es justamente eso… personal, de todas formas terminar cabreado después de verla me parece un poco exagerado ;)... En general es una película de detalles, hay que prestar mucha atención a los diálogos y ver más allá de las situaciones aparentemente cotidianas que abundan. Abismos generacionales, estratos sociales o incluso roles hombre/mujer dicen mucho más de lo que parece.
    Un saludo y muy bueno el blog!

  3. César Noragueda
    2008-06-05 04:50

    Tampoco hay que exagerar y generalizar sin ton ni son. Críticos que nos hacen poner los ojos en blanco, haberlos, haylos, pero el patio es mucho más variado. Fernández-Santos tenía una elegancia sin par, pero eso no desmerece la pluma de críticos más acerados. Las únicas críticas que hay que mirar con una ceja alzada son, naturalmente, las de las revistas “de promoción”, pues algunas reparten los visionados a su plantilla de críticos segun los gustos para que el juicio sea bueno en la mayoría de las ocasiones.

  4. Alberto
    2008-06-05 11:10

    Claro que sí, César, y desde que hay Internet generalizada y blogs aún más. Pero no estoy de acuerdo con

    “Las únicas críticas que hay que mirar con una ceja alzada son, naturalmente, las de las revistas “de promoción”,”

    que supongo que te refieres principalmente a Fotogramas (que tiene más de un crítico salvable) y Cinemanía (que no lo sé). Pero yo te aseguro que alzo más de una ceja leyendo la Cahiers du cinema-España (que es la revista nacional de cine que más me gusta) o la Dirigido por (que me gusta bastante menos). De hecho en ambas he observado una entronización, sobre todo en la primera, del cine experimental al que se le señala en positivo por el mero hecho de experimentar, aunque esté vacío de contenido y a veces hasta de forma (no voy a volver a hablar de Honor de Cavalleria ) y donde se niega y desprecia sistemáticamente cualquier clacisismo y se vuelve la espalda a cualquier cosa que roce éxito comercial. Por supuesto hay de todo, pero no pueden lavarse las manos.

    Desde luego generalizar es otra de las partes divertidas de criticar :-) Pero tienes razón, ya lo dice Merche en su primer comentario: afortunadamente sigue habiendo críticos con el amor al cine y la elegancia y criterio de Fernández-Santos.

  5. María José
    2008-06-06 02:37

    Ya sé que lo que voy a decir puede parecer un sacrilegio, pero yo cansada de la desinformación de los críticos (en todos los ámbitos), ahora consulto filmaffinity y si la nota es 7 ó más (mi fe en la estadística), hasta ahora no me ha decepcionado la película. Claro que primero miré mis películas preferidas y vi que la nota coincidía bastante con la que yo le daría.

    Se pierde todo el análisis, los puntos de vista… pero mientras esto sea tan poco fiable, pues yo prefiero no perder mucho el tiempo.

    La pena es que no exista algo parecido en literatura.

  6. Alberto
    2008-06-06 11:10

    De sacrilegio nada, yo también consulto continuamente filmaffinity y muchas de las críticas que publican allí los usuarios me parecen razonadas y analíticas como las del mejor crítico de ámbito nacional. La nota suele ser un buen indicativo porque, a diferencia de con las notas de la IMDB los usuarios de Filmaffinity suelen ser amantes del cine que piensan muy bien lo que votan, es un baremo aceptable.

    Es curioso, generalment e sólo leo las críticas de las películas a posteriori, después de haberlas vista, buscando puntos de análisis que se me hayan escapado u otras perspectivas a lo que he visto. Normalmente leo las críticas a priori sólo de las películas que en un principio no tenía intención de ver.

    Lo mejor, pienso, es tener al menos un “crítico de confianza”, en cuyo caso no es nunca perder el tiempo leérlo. Aunque no se esté de acuerdo.


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