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Buscando a Johnny Jones por Francisco José Palomares

A través de sprites polvorientos y bajo viejos y olvidados comandos de basic, Francisco José Palomares, arqueólogo de los 8 bits y soñador profesional, nos trae los días 9 de cada mes el fruto de sus investigaciones, centradas en la búsqueda del rastro del legendario héroe Johnny Jones. Su intención: reconstruir lo más fielmente posible la memoria sentimental de una generación fascinada por los gráficos simples, los casetes llenos de pitidos y la música en MIDI.

Joysticks y Viñetas

Hoy en día los videojuegos son casi un fenómeno de masas. Raro es el hogar que no tiene como mínimo una consola enchufada a la tele de la familia, habitualmente una Wii con el consabido WiiFit que toda la familia iba a usar para ponerse en forma pero que al final acabó acumulando polvo en el fondo de algún armario. Y sin embargo, el mundillo videojueguil aún tiene cierta aura friki a su alrededor, y la ha tenido casi desde el comienzo de los tiempos, cuando los comerciales de Atari y Mattel intentaban vender aquellas primeras consolas como el nuevo entretenimiento doméstico para la familia media americana. Supongo que en parte es debido a que los padres fundadores del sector tenían cierta tendencia a ser un poquito raros. Richard Garriott y sus castillos, por ejemplo. Y a la hora de elegir la temática de sus juegos, muchos tiraron de lo que conocían y disfrutaban: la fantasía, la ciencia-ficción, los juegos de rol y, por supuesto, los cómics.

La verdad es que los tradicionales cómics de superhéroes se prestan de maravilla como fuente de inspiración para los videojuegos. Porque a ver, ¿quién no ha soñado alguna vez con tener superpoderes, vestir mallas ajustadas marcando musculatura y patear los traseros de los malos malísimos de turno? Er, bueno, lo de las mallas ajustadas es opcional. Muchos de los grandes nombres de Marvel y DC dieron el salto a ordenadores y consolas incluso antes que a la gran pantalla. Spider-Man fue el primero, en un sencillo juego para Atari 2600 en el que debíamos escalar un edificio para desactivar una serie de bombas colocadas por el Duende Verde. La segunda gran aparición de Spidey se hizo esperar hasta 1989, formando equipo con el Capitán América en (coged aire, que el título se las trae) The Amazing Spider-Man and Captain America in Dr. Doom’s Revenge!, un juego de lucha de los de toda la vida para ordenadores de 8 y 16 bits. Ambos juegos eran bastante mediocres incluso para su época, y los múltiples juegos de plataformas y mamporros que aparecieron para las distintas consolas en los 90 tampoco fueron precisamente unos bombazos.

El gran triunfador en la conversión de viñetas a sprites fue sin duda el menos “super” de los superhéroes: Batman. No sólo se trata de un personaje prácticamente ideal para ser usado como protagonista de videojuego gracias a sus casi infinitas armas, vehículos y complementos, además de disponer de la galería de villanos más variada y carismática del género con los que enfrentarse, sino que además su versatilidad le permite adaptarse a casi cualquier género, desde la acción pura hasta la investigación detectivesca. El debut del caballero oscuro llegó en 1986 de manos de Ocean, que tomaron prestado el motor Filmation de Ultimate para crear Batman, una aventura isométrica en la que debemos recorrer la Batcueva en busca de las ocho partes del Batmóvil que se convirtió en uno de los grandes clásicos de la era de los 8 bits. Dos años más tarde Data East publicaron Batman: The Caped Crusader, una aventura con toques de acción con una estética perfecta para un juego basado en un cómic, con cada pantalla del mapeado tomando la forma de una viñeta.

Poco después la Nintendo Entertainment System también tuvo su ración de murciélagos con Batman: The Video Game, un juego de plataformas de gran calidad inspirado levemente en aquel primer largometraje protagonizado por Michael Keaton, Kim Basinger y Jack Nicholson. Las adaptaciones de las películas trajeron algo de mediocridad a un personaje que hasta entonces había resultado ser casi garantía de calidad en sus apariciones en videojuegos, aunque The Adventures of Batman & Robin, basado en la serie de dibujos animados del mismo nombre, recuperó algo de esa calidad para las consolas de 16 bits. Finalmente, hace apenas un año, el hombre murciélago protagonizó el que para muchos es el juego de superhéroes definitivo: Batman: Arkham Asylum, una maravilla casi perfecta con elementos de acción, aventura e investigación, un diseño de niveles envidiable, enemigos inolvidables y Mark Hamill poniendo la voz al Joker. ¿Qué más se puede pedir? Bueno, sí, una segunda parte, que ya está en camino.

Otro de los grandes alicientes de los videojuegos de superhéroes es la posibilidad de reunir en un único título a una gran cantidad de personajes, formando equipos nunca jamás vistos hasta entonces en sus versiones de papel, llegando incluso a fusionar y enfrentar personajes de universos totalmente separados. Marvel vs. Capcom: Clash of Super Heroes inició una moda que continuó con su secuela y, algunos años más adelante, con el delirante Mortal Kombat vs. DC Universe, todos ellos juegos de lucha al más puro estilo Street Fighter. Más elaborados y (si se me permite utilizar la palabra hablando de personajes de cómic) realistas fueron X-Men: Legends, X-Men Legends II: Rise of Apocalypse y Marvel: Ultimate Alliance, todos ellos juegos de acción con algunos elementos de rol desarrollados por Raven Software en los que podemos crear nuestro superequipo favorito con el que derrotar a las fuerzas del mal.

Pero los videojuegos no viven sólo de superhéroes. Casi todas las tiras cómicas más famosas (menos Calvin & Hobbes) han tenido su adaptación en forma de juego, algunas con más éxito que otras. El gato más glotón, perezoso y malcarado de todos los tiempos, por ejemplo, fracasó estrepitosamente con Garfield: Big, Fat, Hairy Deal, y Snoopy no corrió mejor suerte en Snoopy: The Cool Computer Game. En cambio, otro nombre quizá menos conocido en Europa como Spy vs. Spy, probablemente la tira más conocida de la revista MAD, dio como resultado un juego de plataformas la mar de divertido, y perfecto tanto por temática como por desarrollo para piques a muerte entre dos jugadores.

El cómic europeo también ha tenido su representación en las pantallas de nuestros ordenadores y consolas. Sin ir más lejos, varios personajes del cómic patrio como Jabato, El Capitán Trueno o los inefables e inútiles Mortadelo y Filemón se hicieron hueco en nuestros 8 bits durante la década de los ochenta, el primero en una aventura conversacional clásica, el segundo en un juego de plataformas bastante logrado (sobre todo la primera fase), y los terceros en una extraña aventura en busca de unas gallinas extraviadas. Del resto de Europa el gran triunfador es sin duda el galo Astérix y su pandilla, con una auténtica multitud de títulos para todos los sistemas habidos y por haber, el mejor quizá siendo el juego de lucha Astérix & Obelix. También hubo juegos, la mayoría bastante olvidables, de otros grandes nombres del cómic europeo como Lucky Luke, Iznogoud, North & South, Los Pitufos o Dan Dare. Del cómic japonés ni hablamos, allí cualquier título con un mínimo de éxito tiene una serie de animación, otra con actores de carne y hueso y un mínimo de tres videojuegos antes de cumplir su primer año de vida, de los que aproximadamente un 1% llegan alguna vez al mundo occidental.
En ocasiones, sin embargo, han aparecido juegos que se inspiran en los cómics en general, sin basarse en ningún personaje o serie concretos, simplemente tomando de ellos la estética y el típico argumento de “tipo aparentemente normal pero con superpoderes ocultos debe enfrentarse al villano X para salvar el mundo/rescatar a su novia/fardar delante de sus amigos”. Viewtiful Joe es un ejemplo clásico, y aún más lo es Comix Zone, un divertido juego de acción de Sega en el que controlamos a un dibujante atrapado dentro de su propio cómic. Más allá fueron Freedom Force y su secuela, Freedom Force vs. The Third Reich, juegos de rol y estrategia repletos de humor y referencias a los clásicos cómics de la Edad de Plata. Los superhéroes han llegado incluso a los juegos masivos online, de la mano de Cryptic Studios y sus títulos City of Heroes, City of Villains y Champions Online.

Queda claro que la relación entre videojuegos y cómics es estrecha, y funciona en ambas direcciones, en ocasiones de forma bastante curiosa. Penny Arcade, uno de los webcómics más conocidos y veteranos de Internet, y basado principalmente en la parodia y crítica de videojuegos, también ha servido de inspiración para otro videojuego, que también tiene un título cortito y fácil de recordar: Penny Arcade Adventures: On the Rain-Slick Precipice of Darkness-, publicado de forma episódica por Hothead Games, y que se ha convertido en el primer videojuego basado en un cómic basado en videojuegos qué, a su vez, muchas veces se basaban en otros cómics. Estoy seguro de que si algún día se publica un cómic basado en este juego se creará una paradoja espacio-temporal que destruirá el universo conocido. Lo cual, a su vez sería un argumento genial para un cómic. O para un videojuego. ¡O para ambos!

Francisco José Palomares | 08 de mayo de 2010

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