Jorge Carrasco rememora su infancia lectora, cuando en las bibliotecas chilenas apenas figuraban más poetas nacionales que Neruda, Mistral y Huidobro, y el silencio que más tarde acalló a todos los no cercanos a la dictadura; después de rendirse ante el primero, recuerda: “En estos años de lejanía y ensimismamiento, otros poetas chilenos me han entregado su mensaje. Vicente Huidobro, abriéndome puertas a otros mundos; Nicanor Parra, riendo con ironía en su claridad transgresora; Jorge Teillier, austero en su cotidianeidad profunda; Gonzalo Rojas, lúdico, inalcanzable en la contemplación y cercano en la acción. Cada uno, a su manera, me mostró la verdad unánime de su ser y la voluntad primigenia que, como una sombra pura, acompañó su obrar en el mundo.” Lectura de la resistencia.