Muy interesante estudio de Álvaro Pons sobre el tratamiento de los superhéroes en el cómic y el habitual recurso al maniqueísmo o infantilismo: “Y la causa vuelve a estar siempre vinculada a esa necesidad ineludible de definir al superhéroe desde una perspectiva infantil del bien y del mal. No se pone en duda en ningún momento su tarea, sino la dificultad o imposibilidad para llevarla a cabo. No es que se reflexione sobre la humanidad del héroe, sino, precisamente, sobre la necesaria inhumanidad inherente a su místico destino. El héroe es un dios, un superhombre en la filosofía de Nieszche, que nace del maniqueísmo innato de la transmisión infantil de la moral. El hombre no puede alcanzar el misticismo necesario y esa imposibilidad de abordar la responsabilidad que conlleva su poder (ya sea por sí mismo o por injerencias externas) es la que genera la contradicción y el drama. Esa ausencia de cuestionamiento es la que, a mi entender, da lugar a la polémica sobre el género, que sigue siendo incapaz de luchar contra su propio origen. No significa que no se puedan hacer obras estimables e incluso magistrales, sino que lucha en inferioridad de condiciones respecto a otros géneros.” Los superhéroes son para los niños.