A finales del medievo una sóla familia nutrió a las letras castellanas de varios puntales imprescindibles; el menos conocido de todos ellos es el poeta y dramaturgo Gómez Manrique. Francisco Arias recupera su figura resaltando su importancia para el naciente teatro; extracto el fragmento que explica su filiación familiar: “Gómez Manrique, noble de gran alcurnia y de una estirpe de hombres de letras, era sobrino de don Iñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana y hermano del maestre Rodrigo Manrique, el protagonista de las famosas Coplas a la muerte de su padre de su sobrino Jorge Manrique. Nació en Amusco, provincia de Palencia, en 1412 y murió en Toledo en 1490. Participó siendo un adolescente, en el sitio a la fortaleza de Huéscar, acompañando a su tío el Marqués de Santillana, e intervino en diversas banderías políticas.
Enemigo de Álvaro de Luna, partidario del príncipe Alfonso, peleó contra Enrique IV y se sumó, posteriormente, al bando de Isabel la Católica, a quien entregaría Ávila y Toledo cuando era de esas ciudades corregidor.” Gomez Manrique, La voz del primer dramaturgo conocido.