María Elena Salinas cuenta cómo las remesas de dólares que los inmigrantes envían desde Estados Unidos a sus países de origen suponen una ayuda inestimable para las economías de esos gobiernos y también del de Norteamérica, y se han convertido en un negocio inmenso para los intermediarios: “Con esa clase de dinero literalmente circulando no es de extrañar que muchas compañías traten de obtener un pedazo del negocio. La industria de las remesas se ha vuelto mucho más competitiva. Ya no es tan sólo un negocio de pequeñas tiendas y de compañías de transferencias de dinero, sino también de bancos y de otras instituciones financieras que ofrecen sus servicios a inmigrantes, tratando de atraerlos para que envíen sus remesas a través de entidades financieras más formales.” Los dólares llegan lejos.